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Voto de guillenperez:
9
6,8
17.382
Drama. Romance
En el Londres de la posguerra, en 1950, el famoso modisto Reynolds Woodcock (Daniel Day-Lewis) y su hermana Cyril (Lesley Manville) están a la cabeza de la moda británica, vistiendo a la realeza y a toda mujer elegante de la época. Un día, el soltero Reynolds conoce a Alma (Vicky Krieps), una dulce joven que pronto se convierte en su musa y amante. Y su vida, hasta entonces cuidadosamente controlada y planificada, se ve alterada por la ... [+]
4 de febrero de 2018
590 de 635 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me he animado a escribir porque no leo lo que yo he visto ni en las críticas profesionales ni amateur, indistintamente de si la aclaman o la aborrecen. Como hay tantas loando las virtudes cinematográficas me voy a centrar en el fondo del asunto, tal y como yo lo veo y con pocas dudas de lo que nos ha querido mostrar PT Anderson. Para quien no la haya visto y antes de entrar en spoilers, se me hace complicado recomendar esta película. Hay que tener diría que hasta una formación psicológica potente para entender el trasfondo. No, no es una película de una relación amorosa. Eso no es más que una arista más de la personalidad de Reynolds, del que se nos hace un cuadro diagnóstico completo en su estado mental y se nos da sin ninguna duda el origen del problema, que tiene mucho que ver con su película Magnolia. La clave está en el título, mejor aún en el original. Hay un hilo que no vemos, pero que controla cada aspecto de la personalidad de Reynolds, una persona totalmente atormentada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La clave está en la madre, con la que Reynolds mantiene un hilo incluso después de muerta. Decía lo del título original porque PT Anderson, que no es nada obvio en su película, nos desvela una pista clave al hablar de fantasma cuando en la película la madre aparece como uno. Anderson se encarga de hacernos un cuadro completo de Reynolds y su atormentada infancia: un padre ausente al morir pronto y una madre severa. De esto segundo tenemos datos sobre todo indirectamente, porque Reynolds no osaría hablar mal de su madre, aunque al hablar del vestido que le hizo casi se le escapa: qué fue del vestido? Seguramente criando polvo. La madre no lo apreció, no le recompensó. A la madre también la conocemos indirectamente a través de esa hermana controladora que cuando Reynolds se rebela lo trata implacablemente: no oses discutir conmigo porque te destrozaré. La hermana ha copiado el perfil de la madre, que probablemente vivió lo justo para ver los inicios de su hijo y explotar su talento.
El cuadro psicológico lo tenemos en el Reynolds adulto, o más bien un adulto que no ha dejado de ser un niño porque no tuvo una infancia normal: es incapaz de comprometerse porque no sabe amar, ya ama a su madre y no tiene espacio para más. Ni siquiera se nos habla apenas de su sexualidad, probablemente cargada de culpa e impotencia física. Es incapaz de relacionarse salvo como un crío, siendo brusco y violento. Alterna episodios de grandiosidad y depresión, típico de las personalidades geniales, pero atormentadas. No tiene autoestima alguna, como refleja cuando ve que su tiempo está pasando y ya no es "chic", reaccionando de manera infantil. No tiene relaciones con hombres porque solo se ha relacionado con dos mujeres, su madre y su hermana. Es definitivamente el cuadro de un genio atormentado por su infancia. Se describe de forma tan cuidadosa y brillante que no me cabe duda que Anderson o bien ha ido al psicólogo o bien ha leído mucho del tema, de autoras como Alice Miller (léase El Drama del niño dotado).
En estas aparece Alma, cuyo pasado no se nos cuenta, pero también tendrá miga. Alma de algún modo entiende finalmente este cuadro, aunque de un modo parcial. Al final de la película entendemos cuál es el proceso para aliviar en parte (que no solucionar o sanar) la atormentada vida de Reynolds: llevarle a un estado de cuasi-niñez, un estado en el que él se permita SENTIR, aunque sea al modo infantil, y en el que haya una figura materna (Alma) que le cuide y le mime. Solo entrando en ese estado, tras estar muy enfermo, Reynolds puede sacar a la luz sus verdaderos sentimientos, más allá de la grandiosidad de su vida pública. Alma no le salva, pero a diferencia de otras que pasaron por la vida de Reynolds tiene acceso a una parte vetada al resto del mundo en la que, aunque sea por unos instantes, Reynolds puede ser el niño que no le dejaron nunca ser.
El cuadro psicológico lo tenemos en el Reynolds adulto, o más bien un adulto que no ha dejado de ser un niño porque no tuvo una infancia normal: es incapaz de comprometerse porque no sabe amar, ya ama a su madre y no tiene espacio para más. Ni siquiera se nos habla apenas de su sexualidad, probablemente cargada de culpa e impotencia física. Es incapaz de relacionarse salvo como un crío, siendo brusco y violento. Alterna episodios de grandiosidad y depresión, típico de las personalidades geniales, pero atormentadas. No tiene autoestima alguna, como refleja cuando ve que su tiempo está pasando y ya no es "chic", reaccionando de manera infantil. No tiene relaciones con hombres porque solo se ha relacionado con dos mujeres, su madre y su hermana. Es definitivamente el cuadro de un genio atormentado por su infancia. Se describe de forma tan cuidadosa y brillante que no me cabe duda que Anderson o bien ha ido al psicólogo o bien ha leído mucho del tema, de autoras como Alice Miller (léase El Drama del niño dotado).
En estas aparece Alma, cuyo pasado no se nos cuenta, pero también tendrá miga. Alma de algún modo entiende finalmente este cuadro, aunque de un modo parcial. Al final de la película entendemos cuál es el proceso para aliviar en parte (que no solucionar o sanar) la atormentada vida de Reynolds: llevarle a un estado de cuasi-niñez, un estado en el que él se permita SENTIR, aunque sea al modo infantil, y en el que haya una figura materna (Alma) que le cuide y le mime. Solo entrando en ese estado, tras estar muy enfermo, Reynolds puede sacar a la luz sus verdaderos sentimientos, más allá de la grandiosidad de su vida pública. Alma no le salva, pero a diferencia de otras que pasaron por la vida de Reynolds tiene acceso a una parte vetada al resto del mundo en la que, aunque sea por unos instantes, Reynolds puede ser el niño que no le dejaron nunca ser.