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Chile Chile · Santiago
Voto de Lawrence:
7
Drama Un matrimonio esconde un oscuro pasado: durante su juventud en los años 60 fueron militantes de un grupo radical violento. Un atentado con bomba, que causó varios heridos graves, los ha obligado a vivir clandestinamente y a cambiar continuamente de domicilio y de nombres para evitar ser localizados por el FBI. (FILMAFFINITY)
30 de noviembre de 2009
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque no suele aparecer entre el puñado de títulos que los críticos y cinéfilos citan como los aportes más emblemáticos del cineasta Sidney Lumet, a dos décadas de su estreno esta cinta se sostiene como una de las más entrañables y conmovedoras de su filmografía. El realizador captura el momento de decisión que atraviesa un joven que toda su vida ha debido adaptarse a continuas mudanzas y cambios de identidad, pues sus padres son perseguidos desde que en 1971, en protesta contra la guerra de Vietnam, hicieron estallar un laboratorio que fabricaba napalm. Lumet despliega aquí algunos de sus temas más recurrentes: los lazos familiares, los cuestionamientos morales por hechos del pasado, las consecuencias de las decisiones políticas o ideológicas en las vidas de sus protagonistas, los individuos que no parecen encajar con su entorno y las barreras que éste impone a sus sueños e ilusiones.

Por sobre todas esas ideas y conceptos, lo que prevalece es una emoción pura y cotidiana, que transforma lo que pudo ser un lacrimógeno melodrama en un bello y sentido relato en tono menor, que Lumet filma con precisión guiado por un guión que sabe destacar los pequeños detalles que hacen más humanos a sus personajes y las situaciones que atraviesan. En esta labor es fundamental el trabajo del elenco, y una vez más el cineasta vuelve a sacar lo mejor de sus actores, en particular de la estupenda Christine Lahti, especialmente en el maravilloso e inolvidable momento en el cual salda cuentas con su pasado. Pero sin dudas este film seguirá siendo recordado por la sólida interpretación del talentoso River Phoenix, quien con una sensibilidad espontánea y sincera evoca los impulsos juveniles de Brando y Dean, en un personaje complejo y convincente, que le significó su única y merecida nominación al Oscar. Por otro lado, uno de los aspectos más subvalorados del cine lumetiano es su acertado e inteligente uso de la música, y como era de suponer al contar con un protagonista que desea arriesgar su futuro por cumplir con su anhelo de tocar el piano, acá este aspecto es fundamental, desde las clásicas melodías de Brahms y Beethoven hasta esa canción de James Taylor que la familia baila durante un cumpleaños en una escena llena de vida y encanto, y la partitura del guitarrista de jazz Tony Mottola, con ese leitmotiv tan sencillo y memorable como la película misma.
Lawrence
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