La verdad es que está muy bien llevada, entretiene todo el rato pese a ser la narración un diario de un final que ya conocemos. Tampoco hay un gran misterio. Las cartas están sobre la mesa para el espectador todo el rato, pero fascinan los personajes, en especial él tándem del protagonista y Sibella, un duo psicopático e inesperado para la época de esta película, tan descarnado como divertido.

Algunos giros son bastante poco plausibles, y el final, 70 años han pasado, pues es previsible por lo usado y reusado de la fórmula después, no obstante perfectamente aceptable.

En general inteligente, divertida, cruel y desenfadada. No me esperaba tal descaro para una película de los cuarenta que supuse más mojigata. Lo único que no es es explícita (vulgarmente explicitas como lo suelen ser ahora).