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Voto de alfataurus:
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Terror
Tras una carrera ayudando a los devotos a través de plegarias, el reverendo evangelista Cotton Marcus (Patrick Fabian) invita a un equipo de rodaje a que le sigan para documentar sus últimos días como exorcista en una pequeña población sureña y rural de Louisiana. Pero su fe pronto se verá puesta a prueba cuando se encuentra con Nell (Ashely Bell), una adolescente presa de posesión demoníaca que hará que Marcus se tenga que enfrentar ... [+]
10 de diciembre de 2010
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los exorcismos con supuesta o auténtica posesión demoníaca son un tema que aunque pueda parecer lo contrario, no ha sido demasiado explotado en el cine de una manera seria. Si hacemos un balance a grosso modo tenemos "El Exorcista" con su única buena secuela, que es la mal llamada "El Exorcista III" y "El Exorcismo de Emily Rose". Estas probablemente sean junto a la que nos ocupa las más acertadas aproximaciones al género. Luego podríamos citar las flojas "El Hereje" y " El Comienzo; "Requiem", basada también en el caso de Emily Rose; "El Exorcismo de Isabella"; "Poseídos"; "El Rito"; alguna que olvido y unas pocas más que no vale la pena ni mencionar. En total deben superar la quincena por poco. No son demasiadas comparadas con las cientos que existen sobre otras variantes del cine terrorífico.
"El Último Exorcismo" se nos presenta en el formato de falso documental, que no es nada nuevo, pero que en los últimos años ha sufrido un intenso revival. Este tipo de acomodaciones del reportaje al cine no son nada sencillas de llevar a cabo, precisan de una cuidadosa realización para que "nos creamos" que estamos ante unos hechos reales filmados in situ, que llegan a nosotros porque alguien encontró la cámara, por lo general tirada en el bosque junto al cadáver descuartizado del pobre infeliz que lo grabó todo. Si falla la sensación de realidad que nos debe producir, el castillo de arena se desmorona. Es como pillar el truco del mago. El director Daniel Stamm consigue en buena medida el efecto deseado en este su primer largometraje.
"El Último Exorcismo" se nos presenta en el formato de falso documental, que no es nada nuevo, pero que en los últimos años ha sufrido un intenso revival. Este tipo de acomodaciones del reportaje al cine no son nada sencillas de llevar a cabo, precisan de una cuidadosa realización para que "nos creamos" que estamos ante unos hechos reales filmados in situ, que llegan a nosotros porque alguien encontró la cámara, por lo general tirada en el bosque junto al cadáver descuartizado del pobre infeliz que lo grabó todo. Si falla la sensación de realidad que nos debe producir, el castillo de arena se desmorona. Es como pillar el truco del mago. El director Daniel Stamm consigue en buena medida el efecto deseado en este su primer largometraje.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Lo mejor:
Patrick Fabian y Ashley Bell, impresionantes.
Bajo la fachada del terror se esconde una ácida crítica a un determinado sector de la sociedad de la norteamérica más profunda, así como a algunos de sus estereotipos.
El hecho de que en todo momento tengamos la duda de si estamos ante un caso de histeria o de una auténtica intervención satánica hace que mantengamos el interés.
Es de agradecer la justa y medida proporción de los elementos fantásticos: maquillaje, efectos sonoros, etc... Esto es fundamental para la credibilidad de la historia. Aquí no vamos a ver a la poseída vomitando puré de guisantes con la cabeza dando vueltas de 180º y levitando, todo es mucho más comedido.
Lo menos mejor:
En algunos momentos (muy pocos) aparece música en la banda sonora. Eso hace que se pierda la sensación de documento real y que sintamos que estamos viendo una peli de terror más. Se debería crear la atmósfera de tensión sonora con elementos auditivos naturales del lugar donde se desarrolla la acción y de los propios personajes.
Desgraciadamente y como suele ocurrir, se echa en falta un nivel más alto en la capacidad para producir miedo en el espectador. Por lo visto lo que consiguió William Friedkin en "El Exorcista" es insuperable.
Es en los minutos finales cuando la película pierde entidad propia y recuerda demasiado al genial desenlace de "La Semilla del Diablo" de Polanski. Seamos benévolos y dejémoslo, como se suele decir en estos casos, en que es un sentido homenaje.
Patrick Fabian y Ashley Bell, impresionantes.
Bajo la fachada del terror se esconde una ácida crítica a un determinado sector de la sociedad de la norteamérica más profunda, así como a algunos de sus estereotipos.
El hecho de que en todo momento tengamos la duda de si estamos ante un caso de histeria o de una auténtica intervención satánica hace que mantengamos el interés.
Es de agradecer la justa y medida proporción de los elementos fantásticos: maquillaje, efectos sonoros, etc... Esto es fundamental para la credibilidad de la historia. Aquí no vamos a ver a la poseída vomitando puré de guisantes con la cabeza dando vueltas de 180º y levitando, todo es mucho más comedido.
Lo menos mejor:
En algunos momentos (muy pocos) aparece música en la banda sonora. Eso hace que se pierda la sensación de documento real y que sintamos que estamos viendo una peli de terror más. Se debería crear la atmósfera de tensión sonora con elementos auditivos naturales del lugar donde se desarrolla la acción y de los propios personajes.
Desgraciadamente y como suele ocurrir, se echa en falta un nivel más alto en la capacidad para producir miedo en el espectador. Por lo visto lo que consiguió William Friedkin en "El Exorcista" es insuperable.
Es en los minutos finales cuando la película pierde entidad propia y recuerda demasiado al genial desenlace de "La Semilla del Diablo" de Polanski. Seamos benévolos y dejémoslo, como se suele decir en estos casos, en que es un sentido homenaje.