Hace años, tuve oportunidad de cultivar amistad con una chica americana... Una mujer joven, resuelta; importante ejecutiva de una empresa muy conocida en España. Con relativa frecuencia manteníamos conversaciones de mayor o menor trascendencia.
En una ocasión le pregunté la razón por la que en su mayoría los americanos, no apoyan a un candidato que mantiene una relación al margen de su matrimonio, si se descubre.
-Es posible -Respondió- que quien no es capaz de manejar su vida personal, poco pueda hacer por la de su país.

Quizá no es una respuesta que a todos convenza, pero creo que refleja el sentir de esa américa ideal, y a la vez un poco idealista, que conocemos.

"El Candidato" rige y opera rodeando unos márgenes en conflicto entre lo correcto, lo adecuado y lo conveniente... Alejando la propia necesidad al enfrentarse a un sentimiento de lealtad, más que fidelidad.
La sensación que percibí desde su inicio fue el rescate de un estilo muy de los años setenta, tanto en los encuadres de cámara, composición, diálogos... y por supuesto el atrezo; una ambientación esmerada para contar una historia ¿Sucia?

Hugh Jackman, cuidando con solvencia su trabajo, pese a la endeble trama, ofrece el ajustado perfil de quien parecía el perfecto candidato: Gary Hart.