La caída del bloque del este nos ha privado de varias cosas. Cinematográficamente, de películas de espías con malvados comunistas rusos, de películas de acción con malvados comunistas rusos, pero también de películas de humor, con graciosos y contradictorios comunistas rusos. Como la divertidísima "Un, dos, tres" o esta que nos ocupa.

Cuando una delegación soviética aparezca por el Paris de entreguerras para vender las joyas de una aristócrata de la exiliada Rusia blanca, el amante de esta, un vividor de la baja nobleza, se meterá por medio para enredar la transacción. Enviada por el partido para poner remedio a la disputa, Ninotchka es una joven comunista comprometida, incorruptible, seria, eficiente y convencida del servicio a su país y a su ideología.

Greta Garbo es la bella comunista que tendrá que vérselas con los inútiles y disolutos compañeros de delegación comercial. Su belleza traspasa el rictus de seriedad y frialdad que muestra en todo momento hasta bien avanzado el film. Pero no solo tendrá que arreglar los entuertos en la venta causados por sus compañeros comunistas, sino que tendrá que librarse de los intentos de conquista del bon vivant León, interpretado por Melvyn Douglas. Las palabras bonitas, las luces nocturnas, los sombreros de pitiminí, las miradas furtivas... todo va haciendo mella en Ninotchka. Y es que "no ha vivido". Una vida de privaciones en la estepa rusa se convierte en una vida completamente distinta en el París de la decadente y capitalista Europa. Con dinero de la madre patria en el bolsillo y un amante dispuesto al otro lado de la puerta.

Y entonces aparece la sonrisa en el rostro de la Garbo. La sonrisa de un personaje que es ejemplar, pero hasta donde puede serlo, cuya alma no es corrupta, cuyo corazón es casi de piedra. Pero a la que el entorno y la vida confabulan para ponérselo difícil y llevarla contra las cuerdas.

Y eso es la película, una comedia de ver a comunistas caer en sus contradicciones cuando en el París del pecado capitalista viven como nunca antes o después en sus vidas, y una película romántica de una mujer que no quiere caer en las redes del amor por fidelidad a su país, a sus principios. Eso tan simple, con Greta Garbo de protagonista, Ernst Lubitsch en la dirección y Billy Wilder por el guion. Garantía de película para la historia.