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España España · Sevilla
Voto de ferperavi:
7
Drama Nina (Natalie Portman), una brillante bailarina que forma parte de una compañía de ballet de Nueva York, vive completamente absorbida por la danza. La presión de su controladora madre (Barbara Hershey), la rivalidad con su compañera Lily (Mila Kunis) y las exigencias del severo director (Vincent Cassel) se irán incrementando a medida que se acerca el día del estreno. Esta tensión provoca en Nina un agotamiento nervioso y una confusión ... [+]
8 de febrero de 2011
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aronofsky retrata ejemplarmente en esta película la obsesión enfermiza que padece una bailarina encargada de interpretar el personaje principal en el Lago de los Cisnes. Ella, Nina (Natalie Portman), es tan insegura como autodestructiva, vive sometida por una madre sobreprotectora y acosada por un director teatral que le exige más allá de lo que puede dar (en todos los sentidos, absolutamente todos). En sus compañeras ve rivales que pretenden quitarle el papel.

Todo esto lo narra el director con unos planos bellísimos de los ensayos del ballet, con la música y la coreografía ocupando un papel principal, pero también recalcando el carácter autodestructivo de la joven Portman. La película nace de un argumento muy simple y se va adentrando cada vez en las profundidades del personaje de Nina, hasta el punto que el cisne negro que hay dentro de ella se va adueñando cada vez más del cisne blanco que aparentemente es. Con un punto de partida tan sencillo, es increíble la habilidad del maestro Aronofsky para emprender un profundo y prolongado descenso a los infiernos de la personalidad humana.

Si Portman no gana el Oscar a mejor actriz hay que impugnar la gala entera. Tiene buenas competidoras, como la adolescente de Winter's Bone, pero es que no hay comparación posible. Natalie está bellísima, pasa de sensual, inocente, jovial y risueña a dañina, malvada, perversa, enfermiza, trastornada.... Está enorme, sostiene la película con ayuda de una galería de impecables secundarios como el déspota director, su madre, su rival y hasta la bailarina a la que ella arrebató el papel, Winona Ryder, que aparece menos de tres minutos en escena, un tiempo más que suficiente para contar cómo de machacada se siente una reina destronada.

Se compara esta película con la anterior del mismo director, El luchador. A mí me parece que se asemeja más a La pianista, de Haneke, con toda esa carga de terror psicológico, enfermedad y automutilación que tenía aquella.

Hasta aquí todo lo bueno. Tras la tremenda puesta en escena, la película se viene abajo cuando el director recurre al surrealismo para enfatizar el trastorno de su protagonista. Lo hace bien entrada la historia, pero abusa de ese recurso. Tanto que hay escenas que no me creo, aunque su carga dramática sea brutal, lo que conduce al absurdo. Pese a ello, termina uno la película casi agotado, tenso por lo que acaba de ver.
ferperavi
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