Hace tiempo que esta de moda el término cine independiente, que es aquel que se realiza sin el apoyo de los grandes estudios. Una definición tan vaga y a la vez tan excluyente que resulta bastante esnob. Y si aún entraña cierta lógica hablar de cine independiente en los Estados unidos, hablar de cine independiente es España es absurdo. Para que haya una independencia de la industria primero debe existir la industria como tal vamos digo yo.
Y cuando una película traspasa la línea entre la originalidad y la innovación para adentrarse en lo raro e incomprensible? Tal vez la diferencia radique en lo que un filme pueda ganar en los diferentes festivales.
La peli esta se trata de una historia realmente extraña, que no tiene ni pies ni cabeza, pero al haber sido elegida como la Revelación Fipresci del Año y ser presentada en el Festival de Cannes automáticamente se ha convertido en un filme de culto, cuando antes prácticamente no tenía ni distribución.
Lo que esta claro es que no deja indiferente a nadie. Habrá gente que conecten de inmediato con la propuesta que plantea la película y otros al poco rato ya estarán pidiendo la hora.
A Rafa Cortés no le puedo negar su buen hacer como director y más al tratarse de su debut. Le falta por pulir algunos aspectos pero genera una atmósfera que te envuelve por completo, transmitiendo una sensación de agobio e inquietud que vive su protagonista. Tampoco se le puede decir nada a la impecable interpretación de Alex Brendemuhl (que es además guionista).
Este filme para algunos será una autentica película de culto. Para otros una autentica pérdida de tiempo pero lo cierto es que ofrece un buen número de reflexiones, preguntas y lecturas que variaran dependiendo del ojo que la juzgue.