La opera prima de Lucia Puenzo, hija del oscarizado Luis Puenzo, llegaba avalada por la ristra de premios cosechados (Gran Premio de la Semana de la Crítica y Premio Golden Rail de 2007, por ejemplo).
Si aún así, todo esto no mueve al espectador a ver este filme le voy a dar unas cuantas razones para que lo haga. Este filme narra las tribulaciones de un hermafrodita de quince años, lo que sirve para reflexionar más profundamente sobre la identidad individual y la búsqueda de sentido y pertenencia del individuo en la sociedad.
En primer lugar destacaría al siempre buen actor Ricardo Darin. Suele ser un lujo tener a este actor en el reparto de cualquier filme porque logra dotar de vida y realidad a los personajes que interpreta. En este caso hace un papel más que convincente como padre del hermafrodita llenando la pantalla de su fuerza arrolladora. Pero no es el único que realiza un buen papel. Todo el reparto logra un estado de naturalidad admirable y detrás de ello intuimos la mano de la realizadora Lucia Puenzo, hasta ahora curtida como guionista de televisión pero con grandes dotes para la dirección de actores, como en este filme se demuestra. Es destacable la interpretación del hermafrodita a manos de Inés Efron, una magistral actuación que le valió el reconocimientos como mejor actriz en los premios Clarín.
En segundo lugar, es destacable también la fotografía de Natasha Braier, fría pero cercana, que retrata con una mirada nostálgica y glaciar la costa uruguaya.
También destacable es la banda sonora a cargo de Andrés Goldstein y Daniel Tarrab que se adapta como anillo al dedo a la progresión dramática de la historia.
En resumen, una peli que no dejará indiferente al espectador.