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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Illuminat:
8
Drama Viena, 1957. Una mujer judía, esposa de un director de orquesta, reconoce en el portero del hotel en el que se aloja al oficial nazi que, en un campo de concentración, la había utilizado como objeto sexual en una tortuosa relación sadomasoquista. (FILMAFFINITY)
14 de marzo de 2013
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Portero de Noche (1973) es una película estilizada, dotada de una puesta tan impecable como "artística".
El planteo es sugerente, toma un suceso histórico, el post-nazismo y lo transforma en el marco de una historia de amor extraña y envolvente.
Una reflexión crepuscular sobre las relaciones humanas, en el límite entre la pasión y el amor loco.
El modo en el que se configura este universo diegético crea un distanciamiento.
Cristal a veces sacudido por cierta dosis de violencia, que da visos de verosimilitud a la historia que se relata pero que no deja de hacerla una especie de terrible sueño o bella pesadilla.
Una elaboración tan intensa promueve que el relato tienda a convertirse en una reflexión de como el arte puede, justamente, re elaborar sucesos históricos de un modo ambivalente, dejando de lado el juicio moral.
Adorno, el crítico alemán, manifestaba que la poesía era imposible después de la experiencia de los campos de concentración. Aquí por el contrario, la puesta del interior de los campos, se convierte en una poética trasposición de la cruenta experiencia. La poesía de la imagen ayuda a procesar el trauma histórico.
Film psicológico, que habla de las complejas redes que se tienden entre la memoria y la negación, postula críticas solapadas e irónicas a los modos en los que los culpables de delitos de lesa humanidad, pueden ser juzgados por otros cómplices.
El tema es la imposibilidad de salir del círculo vicioso de una memoria que no puede cicatrizar el pasado sino es volviéndolo a cometer.
Complicidades, espionajes de lo íntimo, traiciones, formas de mentira social, ocultamientos, y todo tipo de mentiras, que conforman un cristal vitral tan turbio como hermoso.
Las actuaciones de Dirk Bogarde y Charlotte Rampling son tan sutiles como tensas.
Una película para admirar, hasta el final.
Illuminat
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