Voy a pasar a la historia como la defensora a ultranza de las películas más espantosas y falsas, pero me veo obligada a destacar, entre tanto escupitajo, algo bueno de este juego de rol convertido en film. Lo sé, sé que los decorados los supera el equipo técnico del grupo de teatro de parvulitos de mi colegio, que los han pintado con témperas del bazar Tánger, que los maquilladores debían sufrir epilepsia a la hora de pintar a los actores, que Jeremy Irons grita más que dialoga y que Thora Birch es más guapa de lo que muestra esta inmundicia. Pero la historia engancha, que sí, en serio, sin bromas. Yo tengo debilidad por los culebrones fantásticos con objetos perdidos que encierran en su interior un poder omnímodo e imposible de describir con palabras terrenales, ya sea un pedrusco, un anillo único o un huevo de dragón, me es indiferente. Yo me pico con cualquier película que tenga ese argumento, véase La leyenda de Terramar, Willow, Cristal Oscuro y sucedáneos. En este título hay alicientes como un protagonista mono, un mejor amigo chistoso y una chica heroína y también bonita. ¡Para una tarde, qué más quiere la gente! Yo no la pude dejar a medias, i'm sorry. ¡Aseguraré una y mil veces que la historia engancha, tenga jugo y sentido o no! Si te burlas mucho de la mediocridad de los escenarios a la hora de ver una peli, entonces pasa. Si no te molesta ni un ácaro, adelante, alquílatela. Simplemente presta atención a la trama.