Sencillo (que no simple) drama sobre un adolescente conflictivo que es enviado a una elitista escuela privada donde se ejerce una violencia institucionalizada y sistemática contra los "desobedientes", "débiles" o "diferentes". Lo especial, por así decirlo, del caso, es que no son los profesores ni el personal del centro quien la ejerce, sino los alumnos mayores y más aventajados, encargados por la escuela de "mantener el orden" entre los nuevos.

Narrada de forma clásica, sin florituras formales ni experimentos, se trata de una película que se basa en un retrato preciso de sus personajes y las relaciones que se establecen entre ellos, apoyado en interpretaciones sobrias y solventes y diálogos muy creíbles, con un tono que combina elementos de drama e intriga dosificados a la perfección, sin caer en la cursilería cuando trata de temas como la amistad o el amor ni en el tremendismo exhibicionista cuando retrata las crueles prácticas que tienen lugar en la escuela o se acerca al espinoso tema de los malos tratos en el ámbito familiar. Consigue, según lo va requiriendo la historia, emocionar sin hacer trampas e indignar sin ofender, cosa que no es fácil. E introducir con toda naturalidad cierta crítica social.

Muy recomendable.