Quizá el primer ejemplo, y uno de los mejores también, de "giallo" hecho en América (sí, sí, ya lo sé, la película es canadiense y todo eso...pero Canadá está en América también, ¿o no?). Por ahí dicen que si es un "slasher temprano" o cosas por el estilo. Pues no, señores. Esto es un "giallo", americano, claro, con una puesta en escena menos barroca de lo habitual en las películas italianas del estilo, y sin desnudos, pero un "giallo" al fin y a la postre, con su misterio sobre la identidad del criminal, sus pistas falsas, su cámara subjetiva, sus policías no demasiado avispados, su asesino desquiciado con obsesiones sexuales, y su representación estilizada de la violencia. Y su guiño a la historieta aquella de "Las tres caras del miedo", de Mario Bava, con el tema del teléfono. Luego ya vendrían Carpenter, las caretas, los asesinos mudos e indestructibles, los campamentos llenos de mozos salidos, la supervivencia de las vírgenes y demás, pero esa ya es otra historia.

Disquisiciones de (sub)género aparte, "Navidades negras" es una mezcla de suspense y terror bastante solvente, que va creando una atmósfera cada vez más opresiva y administrando la tensión con tal maestría que uno casi no se da cuenta de que la mitad de los personajes no pintan un pimiento y de que el guión tiene bastantes agujeros. La fotografía, el inteligente uso del sonido, los arranques de locura del asesino (sobre todo cuando habla por teléfono o cuando observa sus "trofeos") contribuyen decisivamente a ese aire vagamente pesadillesco que va envolviendo al espectador a medida que avanza la historia. Las interpretaciones, en especial una Olivia Hussey bastante convincente, no desentonan y el conjunto funciona de forma más que correcta.

Un pequeño clásico del género que además ha llevado el paso de los años mejor de lo que cabría esperar.