De todas las películas mutiladas por la censura franquista, es precisamente esta la que tiene el dudoso honor de haber batido el récord de cortes, 64 nada menos entre escenas que los censores obligaron a modificar y otras que directamente eliminaron sin más. No es fácil imaginar cómo habría sido la versión de la película íntegra tal y como la imaginó el amigo Eloy de la Iglesia, pero la que finalmente pudo hacer ya era bastante buena. Y bastante poco complaciente con la realidad de la España de entonces.

"La semana del asesino" es una especie de punto medio entre el "cine quinqui" en el que se especializaría más tarde el director y un suspense criminal fuertemente influenciado por el "giallo" italiano, con una ambientación realista y cruda en un extrarradio madrileño pobre, abandonado y deprimente, protagonizada por un Vicente Parra que, lejos de sus antiguos papeles de galán de comedieta, interpreta de forma convincente a un tipo que va hundiéndose poco a poco en una vorágine homicida sin querer pero sin hacer nada por evitarlo. La puesta en escena es adecuada a la sordidez de la historia que se cuenta y del ambiente en que viven los personajes, las secuencias de los asesinatos son bastante explícitas para lo común en el cine español de la época, y el conjunto funciona bastante bien, tanto en su faceta de suspense con toques de terror como en su aspecto de retrato digamos "naturalista". Interesante también el papel de un pijo homosexual con el que el protagonista desarrolla una atracción mutua más o menos soterrada, bien interpretado por un entonces joven Eusebio Poncela.

Recuperable y reivindicable.