No le pidas peras al olmo.
"Yo, Frankenstein" no es una gran película, así que no le pidas que lo sea. Esto no significa ya que sea un bodrio, que no merezca la pena... No. Si te gusta, la fantasía, si te gustan las peleas entre seres extraños, si te gusta el entretenimiento, estás ante un estupendo pasatiempo.
Al igual que el monstruo del doctor Victor Frankenstein no fue concebido para matar, lo nuevo de Aaron Eckhart no ha sido realizado para pasar a la historia, pero sí para que tú gastes parte de tu tiempo viéndola y, más aún, disfrutándola.
La película sí que se plantea como algo que podría llegar a un punto más alto del que llega, podrían haber ampliado más la mira y haber abarcado una historia y un terreno mucho más amplio del que abarcan; sin embargo, deja clara que esa no es su intención. La mayor parte del no demasiado largo film transcurre en un espacio bastante reducido (como de tres calles de Londres y sus consiguientes edificios). Gracias a eso, al final aprovecha al máximo esos espacios, y provoca un nivel de destrucción bastante decente.
También se limita en el número de protagonistas y, al igual que hace con los espacios, los explota todo lo que puede. Las actuaciones están como tienen que estar, no buscan deslumbrar talento, simplemente dar caña. Es de destacar el trato a la relación entre los personajes de Aaron Eckhart e Yvonne Strahovski. Gracias por no caer en el típico cliché de enamorarlos en un abrir y cerrar de ojos para darle el típico final feliz. En vez de condenarse a la típica película de clase B, le da una vuelta de tuerca a ese aspecto de la historia y lo aprovechan para desarrollar la personalidad de Frankenstein, y plantearte qué puede llegar a sentir él y qué puede llegar a sentir un humano por él.
Obviando un guión que simplemente es una mera base para el auténtico plato fuerte (que aún así tampoco llega a ser demasiado ridículo, simplemente extravagante), llegamos al núcleo del film: la guerra. Si vienes a ver esta película, ya sabes lo que vas a encontrar, y te lo da, y además a la perfección. Una guerra entre 2 razas de seres con un anti-héroe entre medias y una raza humana como campo de batalla. El ambiente tenue y lúgubre durante todo el metraje contribuye especialmente en las luchas. Destrozan escenarios con buenos puntos de lucha, saben a quién enfrentar y cuándo, abusan de ello sin caer en una mera sucesión sin sentido y te alegra el día visualmente. Sabes que todo el rato va a ser pelea-historia-pelea-historia, y no pides más, y no necesitas más. El fuego y la luz de las luchas es un buen elemento característico, al igual que los campos de batalla elegidos, destacando esa inmensa catedral en la que (seamos sinceros) tiran de tópicos para construirla. Pero, una vez más, lanzo la pregunta: ¿alguien busca una obra de historia del arte en esta película? Lo único que sí que habría que curtir un poco más es la caracterización de los demonios. Demasiado facilona su apariencia y su cara de típica máscara de tienda. La verdad, no llegan a imponer. No busco un maquillaje de la leche, pero sí algo más... oscuro.
¿Quién no ha necesitado simplemente despejarse, librarse de toda preocupación y evadirse a otro mundo de fantasía con una simple película que no te complique ni te quiebre la cabeza sino que, simplemente, te entretenga, y que lo haga realmente bien? "Yo, Frankenstein" es eso que necesitas. Si buscas otra cosa, te equivocas de sala.