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Voto de trillixos:
10
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35.997
Thriller. Acción. Drama
En la zona fronteriza que se extiende entre Estados Unidos y México, la joven Kate Macer, una idealista agente del FBI, es reclutada por una fuerza de élite del Gobierno para luchar contra el narcotráfico. Bajo el mando de Matt Graver, un frío miembro de las fuerzas gubernamentales, y de Alejandro, un enigmático asesor, el equipo emprende una misión que lleva a la mujer a cuestionarse sus convicciones sobre la guerra contra los narcos y ... [+]
18 de noviembre de 2015
11 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Una película sobre unos atentados reales? Sobreabundan. ¿Una película sobre la desaparición de unas niñas? Muy tópico. ¿Una película sobre la droga en América? Demasiado recurrente. Todos estos son temas muy amplios y frecuentemente adaptados a la gran pantalla, de cada género podemos encontrar multitud de ejemplos; sin embargo, de vez en cuando llega alguien que coge ese tema que hemos visto tanto y consigue sacarle el jugo que intrínsecamente tiene, aportando una perspectiva diferente. Y de eso hablamos cuando mencionamos al director canadiense Denis Villeneuve. "Polytechnique" (Denis Villeneuve, 2009), una película sobre los atentados a un instituto de Montreal, contados desde la experiencia de dos supervivientes concretos. "Prisioneros" (Denis Villeneuve, 2013), un tema que puede dar tanto juego como la desaparición de dos niñas contado desde dos puntos de vista tan dramáticos como marcados de un padre y un policía. Y este año le toca el turno a "Sicario" (Denis Villeneuve, 2015), donde el director cuenta la enorme problemática llena de corrupción en la frontera de México con EEUU, adoptando la perspectiva de una agente del FBI con una mente demasiado utópica para el lugar.
Como decía, se trata de perspectiva. Todo (o casi todo) ya está inventado. Todo (o casi todo) ya está contado. Ahora no buscamos historias nuevas, sino nuevas formas de contar las historias que ya hemos escuchado. Y eso es lo que hace Villeneuve en cada paso que da. En este en concreto, se pega (muchas veces, literalmente con el encuadre en pantalla) al personaje de una más que excelente Emily Blunt. Ella es la presentadora del programa de TV que estamos contemplando. Muchos pueden contar un conflicto bélico, pero solo con eso sería una película más del montón. Ya el cartel es una clara declaración de intenciones de la esencia de la película: la mente y visión de Kate (Emily Blunt). El más claro ejemplo lo encontramos en una de las primeras escenas, cuando la llaman a la reunión. Simplemente la han llamado, no sabemos para qué. Ella está esperando fuera, y nosotros también. Si gira la cabeza para mirar por el cristal, adoptamos los ojos de ella en una ocularización interna, con una cámara en mano que se mueve de un lado a otro, mirando a través de sus ojos; también juega con ello el sonido, a través del cual podemos percibir (al igual que ella) el murmullo de una conversación que nos resulta inteligible por la separación del cristal. Pequeños recursos que nos transmiten grandemente las sensaciones y preocupaciones de su protagonista, que nos hacen (como representa el cartel) meternos en la mente de ella. La cámara no pasa dentro a menos que ella lo haga. Y hasta cuando lo hace, sorprende el uso de un plano pegado a su espalda que la deja totalmente de espaldas (o incluso uno en el que volvemos a ver a través de sus ojos). A lo largo de la película, veremos que la cámara no se separa de Kate, y que compartiremos toda la evolución con ella. Eso es "Sicario": un más que crudo problema de grandes magnitudes afrontado a través de los ojos de una utópica agente del FBI estadounidense.
Jugando con esta perspectiva, sorprenden también los fragmentos de una historia aparentemente inconexa con el resto de la trama: un policía mexicano que juega al fútbol con su hijo, que desayuna con su mujer, que se va a trabajar... ¿Por qué? El director nos tiene preparado un pequeño regalo, un detalle sutil que, en su resolución, vemos que podría haberse obviado, en la inmensa mayoría de películas se obvia, no se cuenta porque no hace avanzar la trama; sin embargo, el director sabe el ambiente que está creando, sabe la sensación de caos y horror que quiere provocar en el espectador, y es por ello que con un detalle tan sutil y tan bien pensado consigue evocar esos sentimientos por todos los poros del metraje, desde los más a los menos importantes. Qué talento y qué mente más pensante.
En la línea de crear este ambiente, hay un elemento que no se puede obviar: el sonido. La música o, más bien, la ausencia de esta. Como ya se ha mencionado, la película es un viaje en el que acompañamos a Kate como si ella fuera la reportera y nosotros el operador de cámara del programa televisivo "Callejeros". ¿De qué se caracteriza este programa? De mostrarnos la realidad más dura al pie de calle, sin artificios ni dramatizaciones. Salvando las distancias, es este el fin al que aspira la película. Para ello, se han suprimido todo tipo de música que no juegue un papel determinante, dominando en casi todo el metraje el sonido ambiente: los pasos sobre la arena, las respiraciones que denotan difíciles decisiones, el alboroto de un tiroteo, o hasta la naturalidad de una charla en una reunión. Realmente nos metemos dentro de este mundo tan cuidadosamente construido para transmitir realidad. Solamente encontramos una banda sonora tenue en momentos de tensión, como la que conseguía pegarnos a la butaca en "Gravity" (Alfonso Cuarón, 2013). Una música dura, que va in crescendo conforme lo hace la acción o el dramatismo de la misma. Un plano cenital panorámico de un desierto con esta leve música no se entiende hasta que culmina y entra en plano en helicóptero a través del cual estábamos siguiendo el viaje. No se desaprovecha ni un solo plano, todo está milimetrado para que el espectador sea un compañero más y que pueda captar una clara visión de ese mundo.
Villeneuve habla a través de la cámara. Y una escena magistral para ello es la llegada de los coches a la ciudad de Juárez. Estamos viendo a unos niños jugando a fútbol en un descampado, cuando de repente la cámara comienza a girar, y vemos en la calle de al lado unos cuantos coches de policía rompiendo ese ambiente de tranquilidad y naturalidad que sin embargo desaparecen tras la continuación de este giro sobre sí misma que hace la cámara y vemos una panda de chavales sentados en un banco hablando.
(SIGO EN SPOILER POR FALTA DE ESPACIO, PERO NO HAY SPOILERS)
Como decía, se trata de perspectiva. Todo (o casi todo) ya está inventado. Todo (o casi todo) ya está contado. Ahora no buscamos historias nuevas, sino nuevas formas de contar las historias que ya hemos escuchado. Y eso es lo que hace Villeneuve en cada paso que da. En este en concreto, se pega (muchas veces, literalmente con el encuadre en pantalla) al personaje de una más que excelente Emily Blunt. Ella es la presentadora del programa de TV que estamos contemplando. Muchos pueden contar un conflicto bélico, pero solo con eso sería una película más del montón. Ya el cartel es una clara declaración de intenciones de la esencia de la película: la mente y visión de Kate (Emily Blunt). El más claro ejemplo lo encontramos en una de las primeras escenas, cuando la llaman a la reunión. Simplemente la han llamado, no sabemos para qué. Ella está esperando fuera, y nosotros también. Si gira la cabeza para mirar por el cristal, adoptamos los ojos de ella en una ocularización interna, con una cámara en mano que se mueve de un lado a otro, mirando a través de sus ojos; también juega con ello el sonido, a través del cual podemos percibir (al igual que ella) el murmullo de una conversación que nos resulta inteligible por la separación del cristal. Pequeños recursos que nos transmiten grandemente las sensaciones y preocupaciones de su protagonista, que nos hacen (como representa el cartel) meternos en la mente de ella. La cámara no pasa dentro a menos que ella lo haga. Y hasta cuando lo hace, sorprende el uso de un plano pegado a su espalda que la deja totalmente de espaldas (o incluso uno en el que volvemos a ver a través de sus ojos). A lo largo de la película, veremos que la cámara no se separa de Kate, y que compartiremos toda la evolución con ella. Eso es "Sicario": un más que crudo problema de grandes magnitudes afrontado a través de los ojos de una utópica agente del FBI estadounidense.
Jugando con esta perspectiva, sorprenden también los fragmentos de una historia aparentemente inconexa con el resto de la trama: un policía mexicano que juega al fútbol con su hijo, que desayuna con su mujer, que se va a trabajar... ¿Por qué? El director nos tiene preparado un pequeño regalo, un detalle sutil que, en su resolución, vemos que podría haberse obviado, en la inmensa mayoría de películas se obvia, no se cuenta porque no hace avanzar la trama; sin embargo, el director sabe el ambiente que está creando, sabe la sensación de caos y horror que quiere provocar en el espectador, y es por ello que con un detalle tan sutil y tan bien pensado consigue evocar esos sentimientos por todos los poros del metraje, desde los más a los menos importantes. Qué talento y qué mente más pensante.
En la línea de crear este ambiente, hay un elemento que no se puede obviar: el sonido. La música o, más bien, la ausencia de esta. Como ya se ha mencionado, la película es un viaje en el que acompañamos a Kate como si ella fuera la reportera y nosotros el operador de cámara del programa televisivo "Callejeros". ¿De qué se caracteriza este programa? De mostrarnos la realidad más dura al pie de calle, sin artificios ni dramatizaciones. Salvando las distancias, es este el fin al que aspira la película. Para ello, se han suprimido todo tipo de música que no juegue un papel determinante, dominando en casi todo el metraje el sonido ambiente: los pasos sobre la arena, las respiraciones que denotan difíciles decisiones, el alboroto de un tiroteo, o hasta la naturalidad de una charla en una reunión. Realmente nos metemos dentro de este mundo tan cuidadosamente construido para transmitir realidad. Solamente encontramos una banda sonora tenue en momentos de tensión, como la que conseguía pegarnos a la butaca en "Gravity" (Alfonso Cuarón, 2013). Una música dura, que va in crescendo conforme lo hace la acción o el dramatismo de la misma. Un plano cenital panorámico de un desierto con esta leve música no se entiende hasta que culmina y entra en plano en helicóptero a través del cual estábamos siguiendo el viaje. No se desaprovecha ni un solo plano, todo está milimetrado para que el espectador sea un compañero más y que pueda captar una clara visión de ese mundo.
Villeneuve habla a través de la cámara. Y una escena magistral para ello es la llegada de los coches a la ciudad de Juárez. Estamos viendo a unos niños jugando a fútbol en un descampado, cuando de repente la cámara comienza a girar, y vemos en la calle de al lado unos cuantos coches de policía rompiendo ese ambiente de tranquilidad y naturalidad que sin embargo desaparecen tras la continuación de este giro sobre sí misma que hace la cámara y vemos una panda de chavales sentados en un banco hablando.
(SIGO EN SPOILER POR FALTA DE ESPACIO, PERO NO HAY SPOILERS)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Pero siguiendo con este giro 360º, volvemos a ver a los coches avanzar, hasta que desaparecen por un túnel y, completado su recorrido, la cámara vuelve a enfocar a esos niños que ven como natural esas situaciones en su rutina y que, por supuesto, no se han alterado ni un ápice. Por supuesto, todo ello con el sonido ambiente de quien estuviera allí: el alboroto de gente, repentinamente superado por el sonido de los coches hasta que estos desaparecen y todo sigue en calma. Como ya avisa el personaje de Benicio del Toro, para nuestros oídos yanquis todo suena raro, pero si nos ponemos en la situación de los habitantes de la ciudad, podemos sentir las situaciones límite y el continuo peligro en el que viven su día a día.
La película tiene momentos dramáticos muy marcados. Distintos asaltos u operaciones presentados en varias secuencias autoconclusivas (como tienen que ser) que nos mantendrán siempre al filo del asiento hasta que no sepamos como se va a resolver esa situación. ¿Qué tienen que hacer? Y ahora, ¿cómo van a seguir? ¿Va a ser así de fácil? ¿Qué problema les va a surgir? ¿Va a morir alguien? ¿Disparará? Son preguntas continuas que el espectador va a tener rondando su mente. En cada secuencia nos veremos conteniendo la respiración durante su desarrollo y exhalando profundamente o abriendo la boca en señal de máxima sorpresa ante la ansiada y a la vez temida resolución, al igual que ante la inteligencia del discurso conforme lo vamos captando. Todo esto tiene su punto álgido en una magnífica última secuencia de acción fantásticamente rodada donde las tramas de todos los personajes confluyen para hacerles avanzar ese gran paso que necesitaban, donde todo se explica y entiende, con un cierto giro que hace que no nos queramos perder detalle de la traca final.
En cuanto a los personajes, con solo leer el nombre de los actores, nos podemos hacer una idea de lo que nos vamos a encontrar. Emily Blunt demuestra mucha fuerza y vigor a la vez que fragilidad y horror ante los acontecimientos. Su interpretación (al igual que la de Benicio del Toro) merece como mínimo alguna nominación en la próxima temporada de premios. Sin embargo, una pregunta que puede desconcertar un tanto al espectador, es: ¿por qué alguien con tantos problemas dramáticos e inseguridades es puesta al frente de una operación de tal calibre? El punto flaco de presentar una personalidad tan vulnerable es que no deja espacio a mostrar esa seguridad y fortaleza de Kate que debería tener para estar ahí, y eso puede desenganchar al espectador el punto de vista de ella. Benicio del Toro, al igual que hacía en grado superlativo en "Escobar: Paraíso Perdido" (Andrea Di Stefano, 2014), se erige como soberbio robaescenas, con una actuación ciertamente contenida, sin puntos extremos, pero que llena la pantalla con su sola presencia y unas frases de diálogo más que profundas. Josh Brolin derrocha naturalidad y soltura, pero sí es cierto que su personaje no está hecho tanto para lucimiento como el de Emily y Del Toro. Para los fans de las series de televisión, será un auténtico regalo ver a Victor Garber ("The Flash" y "Legends of Tomorrow") y a Jon Bernthal ("The Walking Dead") en unos papeles más que suculentos.
Uno contra el mundo. Es lo que está en la mente de la protagonista de "Sicario", ya que contemplamos la guerra de un mundo y un conflicto de tantas dimensiones con una historia de personajes. También es lo que está en la mente de Denis Villeneuve, ya que dentro de un mundo tan comercial como es Hollywood es capaz de utilizar un gran despliegue para lograr una cinta de autor, que lleva su nombre por todos los lados.
Una mujer sola contra una problemática gigantesca. Un director con una mente única para triunfar a lo más grande. Esperemos que esta última afirmación sea confirmada por la Academia de Hollywood en Febrero.
dualzoom.blogspot.com
La película tiene momentos dramáticos muy marcados. Distintos asaltos u operaciones presentados en varias secuencias autoconclusivas (como tienen que ser) que nos mantendrán siempre al filo del asiento hasta que no sepamos como se va a resolver esa situación. ¿Qué tienen que hacer? Y ahora, ¿cómo van a seguir? ¿Va a ser así de fácil? ¿Qué problema les va a surgir? ¿Va a morir alguien? ¿Disparará? Son preguntas continuas que el espectador va a tener rondando su mente. En cada secuencia nos veremos conteniendo la respiración durante su desarrollo y exhalando profundamente o abriendo la boca en señal de máxima sorpresa ante la ansiada y a la vez temida resolución, al igual que ante la inteligencia del discurso conforme lo vamos captando. Todo esto tiene su punto álgido en una magnífica última secuencia de acción fantásticamente rodada donde las tramas de todos los personajes confluyen para hacerles avanzar ese gran paso que necesitaban, donde todo se explica y entiende, con un cierto giro que hace que no nos queramos perder detalle de la traca final.
En cuanto a los personajes, con solo leer el nombre de los actores, nos podemos hacer una idea de lo que nos vamos a encontrar. Emily Blunt demuestra mucha fuerza y vigor a la vez que fragilidad y horror ante los acontecimientos. Su interpretación (al igual que la de Benicio del Toro) merece como mínimo alguna nominación en la próxima temporada de premios. Sin embargo, una pregunta que puede desconcertar un tanto al espectador, es: ¿por qué alguien con tantos problemas dramáticos e inseguridades es puesta al frente de una operación de tal calibre? El punto flaco de presentar una personalidad tan vulnerable es que no deja espacio a mostrar esa seguridad y fortaleza de Kate que debería tener para estar ahí, y eso puede desenganchar al espectador el punto de vista de ella. Benicio del Toro, al igual que hacía en grado superlativo en "Escobar: Paraíso Perdido" (Andrea Di Stefano, 2014), se erige como soberbio robaescenas, con una actuación ciertamente contenida, sin puntos extremos, pero que llena la pantalla con su sola presencia y unas frases de diálogo más que profundas. Josh Brolin derrocha naturalidad y soltura, pero sí es cierto que su personaje no está hecho tanto para lucimiento como el de Emily y Del Toro. Para los fans de las series de televisión, será un auténtico regalo ver a Victor Garber ("The Flash" y "Legends of Tomorrow") y a Jon Bernthal ("The Walking Dead") en unos papeles más que suculentos.
Uno contra el mundo. Es lo que está en la mente de la protagonista de "Sicario", ya que contemplamos la guerra de un mundo y un conflicto de tantas dimensiones con una historia de personajes. También es lo que está en la mente de Denis Villeneuve, ya que dentro de un mundo tan comercial como es Hollywood es capaz de utilizar un gran despliegue para lograr una cinta de autor, que lleva su nombre por todos los lados.
Una mujer sola contra una problemática gigantesca. Un director con una mente única para triunfar a lo más grande. Esperemos que esta última afirmación sea confirmada por la Academia de Hollywood en Febrero.
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