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Bahrein Bahrein · Viva la revolución
Voto de Maese Huvi:
3
Drama. Romance. Comedia En Bangkok, Kenji, japonés bibliotecario obsesivo y solitario, de aire apocado, decide suicidarse por motivos desconocidos. Cuando está a punto de arrojarse por un puente, conoce inesperadamente a Noi, una joven con el alma desgarrada, adicta a la marihuana, que acaba de perder a su hermana. Ella está estudiando japonés con idea de trasladarse a Osaka, y quizá le devuelva las ganas de vivir, aunque se hayan encontrado en trágicas circunstancias. (FILMAFFINITY) [+]
18 de octubre de 2008
3 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine tailandés no es precisamente mi fuerte, de hecho está es la primera película tailandesa que he visto (aunque tengo alguna más en la lista de espera). No es que esperase gran cosa, pero al menos aspiraba a ver algo de una realidad tan distinta como la tailandesa. Pero Vidas truncadas no es sino una copia de la estética y los trucos más efectistas y por ello banales del cine coreano y japonés aderezada con elementos del cine “independiente” estadounidense de los últimos años (Sofia Coppola, ¡cuánto daño has hecho, bonita!). El resultado es un pastiche aburrido y bobo en el que nada tiene sentido y que hace que lo más interesante de la película, la historia de amor entre un bibliotecario japonés obsesivo-compulsivo y una chica tailandesa, quede diluido en una multitud de adornos superfluos y espectaculares (con yakuzas incluidos) que no aportan nada pero que hacen pasar la película por original, arriesgada y surrealista (ja).
El personaje protagonista (el japonés Asano Tadanobu) es un maldito maniático obsesionado con el orden y la limpieza, es cargante, irritante, soso, incapaz de transmitir nada. Es como un Bill Murray oriental pero todavía más enervante. De hecho, me pasé toda la película deseando que se suicidase de una vez por todas (el muy inepto es incapaz siquiera de hacer eso bien) o que la yakuza le pegase dos tiros en la nuca para no tener que ver más su jeta de bobalicón.
Los defectos del guión y la falta de sentido y de interés de la historia se suplen con cuatro recursos visuales mediocres pero espectaculares y con momentos de irracionalidad que algunos tratarán de hacer pasar por surrealistas y hermosos pero que no son sino pura estética sin ningún fondo, un engaño a la vista y ya está, detrás no hay nada. Y la historia de amor, que en un principio parece llegar a conmover por el contraste entre los dos personajes y un cierto aire a cuento de hadas, se desinfla poco a poco y no muestra sino mediocridad, conformismo y miserabilismo. De hecho, en ningún momento llega a ser tal historia de amor por dejadez, miedo y abandono, sin que en ningún momento sea la intención del autor mostrar esto, hacer visible el miserabilismo, simplemente lo expone porque no conoce otra cosa. Una película para gafapastistas con poco criterio y fácilmente impresionables. Vidas aburridas, truncadas por sí mismas.
Maese Huvi
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