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Voto de Llibertesa:
9
7,6
5.992
Serie de TV. Romance. Drama
Miniserie de TV (2020). 12 episodios. Marianne (Daisy Edgar-Jones) y Connell (Paul Mescal) son dos jóvenes que intentan madurar en la Irlanda sumergida por la crisis financiera del 2008. Adaptación de la novela de Sally Rooney, definida por The New York Times como la primera gran escritora 'millennial'.
26 de octubre de 2021
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Normal People arranca como una serie que podría pasar por la típica historia de amor adolescente con sus bailes de graduación, chicas populares versus raritas o miradas furtivas frente a las taquillas del instituto. Pero enseguida nos damos cuenta de que no es así. De que ambos protagonistas, Marianne y Connell, tienen un mundo interior muy desarrollado y una conexión especial más allá del entorno mundano que les rodea, que nos hace empatizar y querer conocer más sobre ellos.
Esta es, sin duda, es una de las series a las que regresaría una y otra vez, como Marianne regresa a Connell y viceversa. Aunque no es especialmente arriesgada y presenta un tema muy manido, consigue atrapar por muchos motivos que, en un primer momento, no sabríamos definir. La serie enamora por la realista construcción de los personajes, que interpretan de forma soberbia Paul Mescal y Daisy Edgar-Jones. Sus personalidades son complejas, interesantes, tan irritantes en ocasiones como fascinantes la mayoría de veces. Su relación accidentada evoluciona en paralelo a su contexto social y a la madurez que van conquistando, y es una delicia para los sentidos gracias a la expresividad y el magnetismo de Marianne y Connell, la cuidada fotografía (hay escenas que son para enmarcar, pura poesía visual), la música, el magistral manejo de los silencios, la naturalidad con la que todo se aborda… Otro punto a favor de la serie es que intercala los puntos de vista de ambos y no se decanta por ninguno. Se limita a mostrarlos descarnados. Nosotros vivimos su inquietud, su frustración, su excitación. Además de los dos protagonistas, me ha enamorado la encantadora madre de Connell, interpretada por Sarah Greene.
Esta es, sin duda, es una de las series a las que regresaría una y otra vez, como Marianne regresa a Connell y viceversa. Aunque no es especialmente arriesgada y presenta un tema muy manido, consigue atrapar por muchos motivos que, en un primer momento, no sabríamos definir. La serie enamora por la realista construcción de los personajes, que interpretan de forma soberbia Paul Mescal y Daisy Edgar-Jones. Sus personalidades son complejas, interesantes, tan irritantes en ocasiones como fascinantes la mayoría de veces. Su relación accidentada evoluciona en paralelo a su contexto social y a la madurez que van conquistando, y es una delicia para los sentidos gracias a la expresividad y el magnetismo de Marianne y Connell, la cuidada fotografía (hay escenas que son para enmarcar, pura poesía visual), la música, el magistral manejo de los silencios, la naturalidad con la que todo se aborda… Otro punto a favor de la serie es que intercala los puntos de vista de ambos y no se decanta por ninguno. Se limita a mostrarlos descarnados. Nosotros vivimos su inquietud, su frustración, su excitación. Además de los dos protagonistas, me ha enamorado la encantadora madre de Connell, interpretada por Sarah Greene.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Por otro lado, me disgusta que hayan caracterizado a los novios de Marianne como personas siempre aburridas, impertinentes, sádicas. También que les cueste tanto a los dos, ya siendo personas maduras, comunicarse de forma clara, sin dar lugar a malentendidos estúpidos.
Una de las mejores escenas de Normal People, a mi juicio, tiene lugar durante el quinto capítulo, cuando Connell pide disculpas a Marianne por su comportamiento en el instituto. Joder, es una pasada. Esa forma de representar la culpa, la tristeza, la nostalgia…
El final te rompe por dentro. Pero es, como el resto de esta historia de gente normal, una demostración de que el amor no tiene que ser perfecto ni desembocar en un enlace idílico para que sea puro y genuino. La experiencia que vamos adquiriendo, las inseguridades que arrastramos a lo largo del tiempo, el contexto que nos acompaña, etc. nos forjan y condicionan la manera en que observamos el mundo y a los demás. Todos estos ingredientes son clave para el éxito o el fracaso de una relación, más allá del amor que podamos sentir en un momento determinado. Deberíamos apartar el miedo a nosotros mismos y al otro y ser capaces de comunicarnos de manera honesta, atendiendo a lo que verdaderamente queremos y no a lo que creemos merecer.
Una de las mejores escenas de Normal People, a mi juicio, tiene lugar durante el quinto capítulo, cuando Connell pide disculpas a Marianne por su comportamiento en el instituto. Joder, es una pasada. Esa forma de representar la culpa, la tristeza, la nostalgia…
El final te rompe por dentro. Pero es, como el resto de esta historia de gente normal, una demostración de que el amor no tiene que ser perfecto ni desembocar en un enlace idílico para que sea puro y genuino. La experiencia que vamos adquiriendo, las inseguridades que arrastramos a lo largo del tiempo, el contexto que nos acompaña, etc. nos forjan y condicionan la manera en que observamos el mundo y a los demás. Todos estos ingredientes son clave para el éxito o el fracaso de una relación, más allá del amor que podamos sentir en un momento determinado. Deberíamos apartar el miedo a nosotros mismos y al otro y ser capaces de comunicarnos de manera honesta, atendiendo a lo que verdaderamente queremos y no a lo que creemos merecer.