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España España · Marbella
Voto de SUSTOVISION:
9
Akira
1988 Japón
Animación
7,6
59.282
Animación. Ciencia ficción. Acción. Thriller Año 2019. Neo-Tokyo es una ciudad construida sobre las ruinas de la antigua capital japonesa destruida tras la Tercera Guerra Mundial. Japón es un país al borde del colapso que sufre continuas crisis políticas. En secreto, un equipo de científicos ha reanudado por orden del ejército un experimento para encontrar a individuos que puedan controlar el arma definitiva: una fuerza denominada "la energía absoluta". Pero los habitantes de ... [+]
28 de agosto de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En mi época, a principios de los 90 del siglo pasado, había dos bestias negras para los que se consideran otakus “de verdad” y fanáticos del manga y del ánime japonés: Uno era “Dragon Ball” (o Bola de Dragón o Bola de Drac) de Akira Toriyama y otra era “Akira” de Katsuhiro Otomo. Ambas cosecharon un éxito increíble en occidente, ambas dieron a conocer al gran público el mercado comiquero nipón y ambas fueron injustamente despreciadas, ridiculizadas y ninguneadas por “los expertos del manga” (precisamente por el éxito que tuvieron ambas). Movidos por un estúpido espíritu elitista, consideraban a los seguidores de estas dos obras como “plebe ignorante que se dejaba engatusar por montajes publicitarios, ya que en Japón había mangas de mayor calidad”. De acuerdo, para ti la perra gorda...
Akira es un clásico indiscutible de la ciencia-ficción aunque todavía no me he enterado de qué va la película. Y lo digo en serio. Los otros días la vi por enésima vez y todavía me hago un lío con la trama. ¿Qué cuenta “Akira”? ¿una simple historia de mutantes y motoristas ciberpunks? ¿un renacimiento cósmico? ¿una metáfora religiosa? ¿una apología criptofascista?¿ultraviolencia gratuita y zafia? ¿una mezcla de todo lo anterior sin pies ni cabeza? Y el final de la peli ¿quién lo entiende? Que alguien me lo explique, o mejor no, que si no pierde su gracia...
Reconozco que yo juego con desventaja porque nunca leí el manga en el que está basada la película. Allá por los años 90, los cómics de “Akira” tenían el prohibitivo precio, para un estudiante de instituto, de ¡475 pesetas! (casi tres euros). Me compré el número dos pero la historia era sutilmente diferente, más cruda, más violenta, más compleja, más madura, muy diferente a la película, que era más efectista, espectacular y “limpia” dentro de la carnicería que narra. La película tiene el defecto típico de toda adaptación de una obra extensa: un montón de información sin apenas profundidad. Exceptuando a Kaneda, Tetsuo y el General, el resto de personajes apenas son esbozos sin fondo ninguno. De los niños mutantes puedes intuir algo, pero casi nada te explican en la película. Y el final, como ya he dicho antes, es para quedarte a cuadros, porque no da ninguna solución y te deja la historia “in media res”.
Akira tiene defectos a mogollón: por un lado, es un poquito pretenciosa, precipitada y confusa. Por otro lado, ideológicamente hablando, “Akira” a veces se convierte en la versión nipona de “La decadencia de Occidente” de Spengler, con esa democracia débil, decadente y corrupta y ese pedazo General, que emulando a Tejero, da un golpe de estado regenerador para solucionar a base de hostias la apatía de las masas ociosas (por no hablar de esos “revolucionarios” incompetentes que en el fondo están siendo utilizados por un miembro de consejo). Entonces ¿por qué considero a “Akira” como una obra maestra de la ciencia-ficción? Porque a nivel visual revolucionó el género de la animación, consiguiendo una estética que jamás se había logrado plasmar hasta entonces. Dejando a un lado el fondo más o menos pseudo-filosófico-místico de la trama, casi todas las escenas de la película son acción pura, electrizante y espectacular, consiguiendo un impacto visual a través de unas imágenes increíblemente violentas, grotescas y muy sugerentes. “Akira” suponía un salto cuantitativo y cualitativo en el mundo de la animación (sus buenos millones de yenes se gastaron), un goce frívolo de unas escenas impactantes y ultraviolentas que hasta ese momento no se habían visto en dibujos animados. Una proyección estética de un futuro cruel y deshumanizado donde no había limites a la hora de reflejar ese frenesí brutal y salvaje. Los dibujos animados podían ser mucho más y Katsuhiro Otomo lo demostró con “Akira”. Nos guste o no, “Akira” fue la colleja que occidente necesitaba para tomar en serio la animación japonesa y ver con diferentes ojos a otros maestros como Hayao Miyazaki que llevaba años haciendo animación de calidad como la imprescindible “Nausicaa del valle del viento” (1984) o la divertidisima “Conan el niño del futuro” (1978) y que posteriormente haría nuevos clásicos como "Mi vecino Totoro" (1988) o "El viaje de Chichiro (2001).
Mención especial merece la formidable banda sonora creada colectivamente por el grupo-asociación-comunidad denominada Geinoh Yamashirogumi (ve a la wikipedia para ver qué son, porque el concepto tiene miga), que mezcla multitud de estilos, desde la música clásica europea hasta la música tradicional japonesa, pasando por el minimalismo o el rock sinfónico, con coros y voces que transmiten multitud de sentimientos encontrados, desde angustia e inquietud hasta serenidad y paz. Una obra maestra por sí sola.
SUSTOVISION
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