Bella, singular y aséptico drama rural caracterizado por sus pocas palabras expresados y la profunda comunicación que trasciende.

Una película minimalista dura y fría. De una sencillez quizás excesiva, exige demasiada paciencia a los impacientes espectadores de hoy en día. Poco aguantamos sin hastiarnos a la mínima de cambio.

Una obra en la que brilla la cotidianidad rural, la rutina laboral y la vida simple; aspectos que en ocasiones nos convierten en marionetas sin apenas existencia vivencial. Un trabajo sereno y mesurado, escenas hermosas llenas de sutilidad y elegancia.

En definitiva, un film con un sobrecogedor final que no llega a emocionar como pretendía, padeciendo la tibieza del resto del metraje. Rams, un mundo en extinción, estirpes familiares de difícil supervivencia, ante la insolidaridad presente