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Voto de griffinjazz:
7
Drama Leonor (Anna Castillo) quiere marcharse de casa, pero no se atreve a decírselo a su madre. Estrella (Lola Dueñas) no quiere que se vaya, pero tampoco es capaz de retenerla a su lado. Madre e hija tendrán que afrontar esa nueva etapa de la vida en la que su mundo en común se tambalea. (FILMAFFINITY)
17 de octubre de 2018
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay una escena en Viaje al cuarto de una madre, película escrita y dirigida por Celia Rico y que la propia directora sevillana presentó el pasado jueves en el Cine Madrigal de Granada ante un público que casi llenó el histórico recinto, en la que Estrella (Lola Dueñas) y Leonor (Anna Castillo), madre e hija, están trasteando en la parte alta del armario en el que el marido/padre ausente (sabemos que ha fallecido recientemente, pero se nos obvian los detalles) guardaba su ropa y efectos personales. En un momento, cae desde arriba una caja, que al abrirse muestra unos zapatos de hombre. De pronto se genera un momento de tensión, a las dos mujeres se les presenta delante de sí la evidencia de un tema del que no quieren hablar y que evitan constantemente durante su relación cotidiana, pero que es el acontecimiento que ha perturbado definitivamente sus vidas y ha precipitado la crisis por la que están pasando. Sin mediar palabra, Estrella cierra la caja y la vuelve a colocar cuidadosamente donde estaba.

Y es que Viaje al cuarto de una madre narra de forma aparentemente sencilla una historia sumamente compleja, la de una madre y una hija que han de separarse por la necesidad de Leonor de huir del asfixiante ambiente del pueblo en el que viven y donde el afecto y el cariño conviven con una dificultad para comunicarse cada vez más latente. Celia recrea el costumbrismo de la convivencia mediante gestos sutiles, miradas y detalles por los que el espectador participa como cómplice de los que se dicen y lo que no se dicen. En un momento, ellas están doblando ropa y Leonor, al comprobar que un calcetín está agujereado, hace ver que "está roto, hay que tirarlo". Lola la mira y no contesta, pero a continuación Leonor al ir a guardar esa ropa, comprueba que allí está el calcetín, y que la madre ha cosido el agujero.

Celia Rico utiliza un estilo narrativo muy sobrio, preciso y clásico, la cámara fija se ubica con naturalidad en el interior de la casa, pero con la intención de entrometerse lo menos posible en la intimidad de los personajes, aprovechando las puertas abiertas, el fondo del pasillo y hasta las rendijas para mostrar lo mínimo necesario para conocer la historia, con planos medios nada invasivos en los que, salvo alguna excepción, se opta por dejar a una de las dos mujeres fuera del plano antes que forzar movimientos de cámara innecesarios. Cuestionada la directora en el coloquio posterior a la película sobre sus mayores influencias a la hora de hacer cine, Celia Rico, dejando claro que intenta que su estilo sea todo lo personal posible, citó a uno de los grandes estandartes del cine español, como es el gran Víctor Erice.

El muy atinado título de la película, hace finalmente referencia al espacio en el que transcurren las escenas más trascendentes de la película, además de ser los momentos en los que más cerca vemos a las actrices, con la cámara, ahora sí, dentro de la habitación (desde la habitación de la madre se observa en muchas ocasiones lo que ocurre en la de la hija, nunca al revés). Donde ambas mujeres lloran en solitario por la persona ausente, en sendas excelentes escenas y donde Leonor acaba entrando en la fantástica escena del acordeón, en la que Leoner consigue estar más cerca de su madre y aceptar la muerte del padre. En la que Estrella hace su vida cuando Leonor ya está en Londres (una parte central de la película se desarrolla prácticamente sin diálogos, con el recurso de whatssapp y con una extraordinaria exhibición de Lola Dueñas). En un momento, Estrella se acuesta en su cama, y en pocos segundos se cambia de sitio para ocupar el espacio que ocupaba su marido, en uno de los muchos gestos sutiles y elegantes con los que está resuelta la narración.

En definitiva, el debut de Celia Rico con este su primer largometraje, recrea una biografía de dos personas en las que, en mayor o menor medida, todos nos podemos ver reflejados (la mesa-camilla, la bombona de butano, el bocadillo de la madre, son elementos con los que todos hemos convivido), si bien Celia aclaró que no es una película exactamente autobiográfica. Es una historia tierna y nostálgica, sin caer en ningún momento en un excesivo tono sentimental que pueda incomodar e incluso con diversas concesiones al humor (muy brillantes, como la escena en la que estrella adquiere el teléfono, o cuando Leonor engulle un sobre de jamón "sin pan" cuando regresa de Londres, o toda la parte del concurso de boleros), que acaban por distender una historia que en algún momento amenaza con plantearse de forma más trágica y acaba mostrándosenos amable, entrañable y con cierto optimismo. Se agradece.

Viaje al cuarto de una madre ha tenido una gran recibimiento en el Festival de Cine de San Sebastian, donde consiguió el Premio de la Juventud, el Premio Fedeora a la mejor película y una mención del Premio Nuevos Realizadores, y ha sido seleccionada para competir en el Festival Internacional de Cine de Londres dentro de la sección First Feature Competion, que otorga el Premio Sutherland al debut más original e imaginativo.

https://elultimogrito.es/viaje-al-cuarto-de-una-madre
griffinjazz
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