Hable con ella es, a grandes rasgos, un películón de órdago, la mejor cinta de Almodovar con diferencia desde mi punto de vista. No sólo es una de las cintas más originales que he visto en mi vida sino que es también una de las más bellas y complicadas, a su vez, de asimilar. Muestra al amor sin arquetipos, desde un lugar inexplicable, lejos de la razón y de la moralidad. Es todo un canto al amor, más allá del prejuicio, la indecencia y la desvergüenza. Es puro corazón, y como tal es irreflexivo.

Hable con ella posee secuencias tan poéticas, bellas, atrayentes y sentidas (como ejemplo la escena en blanco y negro de ''El amante menguante'' introduciéndose éste, diminuto, en su bella y gran amada, o ciertas escenas protagonizadas por Benigno y Alicia ya en el hospital) que seas o no un simpatizante del cine de Pedro Almodóvar no puedes otra cosa que rendirte a la evidencia de que este señor tiene un talentazo incuestionable, y en este filme lo demuestra con creces.

Pero, ¿Qué ocurre para que mi nota no sea mayor? Pues que el filme adolece de una segunda historia (la que protagonizan Darío Grandinetti y Rosario Flores) a la que le falta claramente la emoción, el riesgo y la trascendencia de la protagonizada por Javier Cámara y Leonor Watling. Y cuando estamos ante películas de dos historias paralelas, en muchas ocasiones como en el caso de esta, se peligra que una de ellas cojee y oscurezca un poco el todo de la obra.

Además, el relato flojo que comento tiene como telón de fondo el toreo, cosa que lo ensucia más si cabe. Qué asco me da esa perversidad nacional (pero esto es otro asunto).

Si la película estuviera centrada únicamente en la historia de Cámara y Watling mi nota sería superior, porque su relato es un golpe directo al lugar donde permanecen nuestros sentimientos más intensos y oscuros.

Javier Cámara está increíblemente brillante y veraz, tanto que te arrastra con él hasta las últimas consecuencias. Coge a Benigno, que era sólo papel y notas de su director, para convertirlo en un ser humano tan sencillo como intrincado, yendo con él más allá del prejuicio, y logrando que nosotras/os vayamos también más allá del prejuicio con él. Su personaje me da muchas ganas de llorar, tiene tantas luces y sombras que fue capaz de alterar mi razón y mi emoción y ponerlas en constante conflicto.

Es uno de los personajes más inquietantes e interesantes que ha dado el cine español, y Javier Cámara junto con Pedro es el responsable directo de esto.

Guión único, sensible y arriesgado que le valió el óscar al mejor guión original al español (merecido).

Toda una oda al amor, más en concreto al amor hacia una mujer.