El árbol de la vida es una mirada sumamente profunda hacia la pureza de todo cuanto nos rodea y todo cuanto somos. No da ninguna respuesta sino que a través de un despliegue artístico-espiritual hipnótico (inundado de imágenes y melodías culminantes) plantea preguntas que sólo nuestra parte más elevada puede responder (o no) desde el inconsciente.

El aparentemente sencillo argumento (el conflicto al rededor de esta familia) es simplemente la base para la que sustentar todo lo que esta película plantea.

Esta obra nos da la oportunidad de sentir, de creer, de ser por nosotros mismos.

Vivimos en un mundo lleno de superficialidad y despotismo, esta película es un merecido descanso en ese camino tan falso y grosero que llevamos como sociedad embrutecida para ser un bendito reencuentro con nuestra parte más elevada y sensible. También nos invita a cuestionarnos las cosas, a no dar por hecho nada que nos hayan metido en el cerebro ninguna persona, sociedad o religión, sino que nos invita a dejarnos llevar por la intuición de nuestra alma.

Pero parece ser que eso es un aburrimiento para muchos, o incluso un excremento (por no decir otra palabra) según he leído de alguna que otra persona tosca. Hay cosas que nunca entenderé.

Yo respeto las opiniones de la gente, los gustos personales tan opuestos que podemos tener las personas ante un mismo producto, pero ante sus críticas sin piedad a esta absoluta obra de arte solo decirles la famosa frase de ''No se hizo la miel para...''. Y no porque no les guste, que están en su derecho (esta película o te llega al alma o no), pero que la critiquen desde el respeto y la argumentación, porque insultar a tales extremos una obra artística de semejante poesía, hondura y sensibilidad sin ningún motivo me parece aberrante.

Al margen de esto, El árbol de la vida (aparte de llevarme a un lugar muy trascendente y profundo de mi persona) me ha llevado a revivir momentos de mi infancia muy importantes que construyeron lo que soy hoy, y es que esta película tiene la cualidad de ir a los aspectos fundamentales de la esencia humana y mostrarlos con suma pureza para que los veamos más allá de su superficie y apreciemos su valor.

Recomendaciones:

A las personas que la vieron una única vez y que hubo algo, aunque sea pequeño, que les emocionó en ella (pero en conjunto les resultó un poco confusa) que la vean por segunda vez (y después una tercera y cuarta, porque es adictiva) ya que va disminuyendo el posible desconcierto (por lo inusual que es el film narrativamente) y va cogiendo su verdadero peso, sentido y profundidad. Aparte de que se van comprendiendo poco a poco las imágenes y las metáforas.

Recomiendo también verla en un momento de tristeza o caos mental porque a mí personalmente me hace reencontrarme con el verdadero sentido de las cosas, proporcionándome mucha paz interior.

Terrence Malick dirige esta auténtica maravilla cinematográfica, y sobra decir, absoluta obra maestra.

La banda sonora (vital en este film) es absolutamente culminante, llegando a lugares a los que con imágenes y palabras es imposible llegar. Mención especial para el tema Lacrimosa de Zbigniew Preisner cantado por Elzbieta Towarnicka (a partir del minuto 18:24). ¡TODO UN MILAGRO! Una de mis piezas musicales favoritas.

Y ya por último señalar que todos los actores de esta cinta están inspiradísimos en sus interpretaciones, en especial una majestuosa Jessica Chastain que los eclipsa a todos, transmitiendo con su actuación la esencia misma de la película, ella es esa madre tierra y esa divina luz, esos dos caminos que propone la película y que para mí es el mismo camino, el del amor.