Emotivo y sorprendente drama, situado en la lejana y rural Mongolia, donde lo postmoderno se hace presente y nos entrega ecos del pasado de aquellas tierras y de los emperadores que allí vivieron, alguno de los cuales llegaron a dominar medio mundo.

Pero "Urga, el territorio del amor" es también una fascinante historia sobre la delgada línea que divide al ser humano del entorno que le rodea.

Si bien nos topamos con un Mikhalkov más reposado, en suave armonía con las estepas retratadas, el realizador ruso mantiene esa intensidad del sentimiento propia de su cine. En esta película brota de nuevo la pasión desbordada de sus personajes pero, ahora, oculta dentro de un paisaje infinito de hierba salvaje.

Sabemos que está ahí, el ardor, lo sentimos. Tan solo nos basta vislumbrar el urga, sobresaliendo entre ese manto verde-amarillento. Allí vemos el delgado y largo bastón de los pastores mongoles. Allí se divisa, clavado en vertical, con un pedazo de tela roja revoloteando en libertad. Desafiante. En este lado: el ser humano, con su llamada civilización; más allá del urga, de esa señal: la naturaleza, en estado puro, sin concesiones, sin límites, como la estepa mongola.

https://twitter.com/cautivodelmal