Me gusta el montaje, me gusta la forma en que está rodada, y aunque el argumento pueda parecer a simple vista poco original, bien plasmado como aquí ha ocurrido, se convierte en un film en el que hay que detenerse.

"White God" es una nueva versión del clásico de Hitchcock, "Los Pájaros", pero con un mensaje más crítico. Por ello, aquí los animales en cuestión son perros, el animal teóricamente más respetado por el hombre. Aquí no se busca el terror (que en cierta medida lo encuentra), sino la lección moral. Perros que se vengan de los villanos, podría ser una de Disney, pero "White God" no lo es. Es más oscura, profunda. Y es más en el mensaje que no el apartado técnico donde me detengo (puesto que no soy un erudito del cine). Abre con una frase: "todo lo que es terrible necesita de nuestro amor". Es una cita del poeta Rainer Maria Rilke (1875-1926). Vuelvo a recordar la frase conforme la peli termina y empiezan a salir los créditos. White God es un film que gustaría a cualquier amante de los animales o dueño de un can. Pero realmente debería recomendarlo a un taurino, porque sí, aquí en España este es un film que pone sobre la mesa de nuevo este debate. Irónicamente, la película es de Hungría, uno de los países europeos con mayor presencia de racismo y la xenofobia. Estado conservador en el que no fueron muy bien recibidos algunos refugiados sirios. Este es el retrato del ser humano. Es un retrato frío, despiadado e implacable. Por ello, respecto a los humanos que aparecen en White God, se va mostrando un crescendo de maldad en ellos. Al comienzo el padre capullo que desde el primer momento nos provoca desagrado, luego la vecina esa antipática, luego el criador... Ahí paro para evitar spoilers, cosa que por cierto no parece hacer el resumen oficial del argumento, que en mi opinión cuenta más de lo que debería.

En esas estamos que White God termina mostrando un retrato de un ser humano frío, imbécil, que se muestra a lo largo del film a través de las relaciones y diálogos entre las personas, todas ellas serias, distantes, irritadas. Los perros son en realidad una etnia minoritaria. Una crítica a la que podría darse por aludida Hungría, o Francia (país ultraconservador de Le Pen)... o sí, nosotros mismos, España. Defendemos el matar toros por diversión y entretenimiento bajo ese eufemismo de "es una cultura y hay que respetarla". ¿Si en vez de toros fueran perros sería considerado un escándalo de forma unánime? ¿Por qué hay incluso gente que tiene perro pero ve con buenos ojos la tauromaquia? ¿Es porque el toro es un animal más salvaje, peligroso? "Todo lo que es terrible necesita de amor". Un toro que haya sido criado desde su nacimiento por un ser humano nunca atacará a este. E incluso, de hecho, si ha sido criado con amor y respeto el animal lo devolverá a esa persona. Esto no es ninguna suposición, es un hecho, una certeza. Hay toros que juegan amistosamente con sus dueños.

Ahora se me ocurre que tal vez el perro no es el terrible, que eso terrible que necesita amor somos nosotros, los humanos, y que este mundo es injusto y egoísta, como decía Jules... Así que, en cualquier caso, para evitar divagar más, finalizo mi crítica con un famoso proverbio chino que dice "la riqueza de un país se puede medir por el trato que su población tiene por las personas mayores y los animales".