Haz click aquí para copiar la URL
España España · Miranda de Ebro
Voto de Cocalisa:
8
Drama. Thriller En la antigua Unión Soviética, Leo Demidov (Hardy) es un oficial de la seguridad del Estado (MGB) y antiguo héroe de guerra, que cuando investiga una serie de asesinatos de niños, el Estado lo releva de su cargo y lo aparta de la investigación para preservar la ilusión de una sociedad utópica libre de crimen. Demidov luchará entonces por encontrar la verdad tras estos asesinatos y la auténtica razón por la que el gobierno rehúsa ... [+]
15 de enero de 2016
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Alzando una bandera sobre el Reichstag”, la histórica fotografía del reportero Yeugeni Khaldei, vino a simbolizar la caída de la Alemania nazi. ¿Recuerdan?: un soldado ruso hace ondear el 2 de mayo de 1945 la enseña roja encaramado en una de las urnas que adornaban el alero del antiguo Parlamento, mientras otro le ayuda a mantener un equilibrio precario aferrándole una pierna. Al fondo, dos columnas de humo sobre un horizonte de edificios destruidos dramatizan ejemplarmente la toma de Berlín.
Poco importaba que se tratase de la recreación de un acto de temeridad ejecutado dos días atrás bajo la amenaza de los francotiradores, que se siga discutiendo sobre la auténtica identidad del virtual suicida que escaló el tejado en la noche del 30 de abril, que se manipulase la toma para borrar uno de los dos relojes, muestra palpable de pillaje, que portaba en sus muñecas el segundo combatiente, o que las espesas humaredas fueran en realidad un fotomontaje ciertamente efectista… Claro que los soviéticos no detentaban la exclusividad en materia de creación de imágenes icónicas: el norteamericano Joe Rosenthal había cedido a similar tentación meses antes en su “Alzando la bandera en Iwo Jima”, culminación estelar de la Batalla del Pacífico que le reportaría un Premio Pulitzer.
No es casual que el director sueco de padre chileno Daniel Espinosa inicie prácticamente El niño 44 (2015) con la reconstrucción de aquella “sesión” en el Reichstag. Autor de thrillers como Dinero fácil (2010) o El invitado (2012), el realizador logra una potente descripción del asfixiante universo implantado por Iósif Stalin, un presunto edén en la tierra regido por la torsión sistemática de la realidad, por la extensión de un clima de sospecha generalizada, por el terror policial, la brutalidad y la coacción más arbitrarias.
Ese es el paisaje en que Espinosa coloca a sus personajes, espléndidamente representados por actores de carácter como Tom Hardy, Noomi Rapace, Gary Oldman o Vincent Cassel. El ecosistema sombrío en que Tom Rob Smith, autor de la novela homónima en que se basa la película, sitúa a Vladimir Malevich, trasunto de Andréi Chikatilo, “El Carnicero de Rostov”, calificado como el más cruento asesino en serie de la Unión Soviética. Autor confeso de 56 crímenes cometidos entre 1978 y 1990, fue detenido en noviembre de este último año.
En su libérrima recreación de aquella carrera sanguinaria, el escritor data la acción en 1953, año precisamente en que murió Stalin; el clima opresivo, el declive moral permanecen sin mostrar fisura alguna. El ideario del dictador –“el crimen es una enfermedad estrictamente capitalista”- dificulta sobremanera la investigación de aquel rastro mortal. La obsesiva caza emprendida por Leo Demidov, antiguo héroe de guerra y concienzudo agente defenestrado de la MGB (Policía Secreta del Estado, más tarde rebautizada como KGB), al que da vida con su talento habitual Hardy, sirve para desenmascarar la vileza de aquella etapa. Y ello, con independencia de que –como en el caso de las fotos de Khaldei y Rosenthal- novelista, guionista y director adapten la realidad a la más eficaz emisión de su mensaje. De hecho, la captura del auténtico Chikatilo, lograda casi cuatro décadas más tarde, fue fruto de un masivo esfuerzo policial y, como en tantas otras ocasiones, de la actuación rutinaria de un agente, el sargento Igor Rybakov.
Cocalisa
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow