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Voto de Danivtar:
10
6,3
2.842
Drama
Enrico Oliveri, secretario del principal partido de la oposición, pierde apoyos y entra en crisis. Tras ser duramente criticado en un mitin, abandona sus compromisos y responsabilidades y se refugia en Francia, en casa de una amiga. Su ayudante, intenta salir del apuro sustituyéndolo por su hermano gemelo, un enfermo bipolar recién salido del psiquiátrico. El experimento resulta ser un acierto porque el electorado recupera la confianza ... [+]
7 de marzo de 2023
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Estupenda propuesta. Parábola diáfana y magnífica. Un regalo para el mundo de la política: ¿sabrá aprovecharlo? No parece haber sido cabalmente entendida. Pero entraña un mensaje relevante.
Enrico Oliveri encarna a un político en crisis (o sea que encarna a los políticos en general, ¿no es así?). Cumple con sus rutinas, pero no está realmente allí. Su comportamiento es pusilánime y descorazona a su entorno desesperado. Representa esa condición del político típico embotado: la de un cadáver ambulante. ¡Y cuántos de ésos tenemos en el mundo, válgame el cielo! Ésa es, mayormente, la clase de hombres que nos gobierna (y la clase de hombres que votamos, que voluntariamente ponemos sobre muestras cabezas, mal que nos pese).
En esta optimista historia que co-guioniza y dirige con maestría Roberto Andò, resulta ser que el buen Enrico de pronto desaparece de la escena pública, nadie lo encuentra ni sabe dónde está. Lo cual se torna escandaloso porque, pese a todo, este político parece ser imprescindible, tanto a sus correligionarios como al mismísimo presidente, aunque es de otro partido. Así de mal están las cosas. Pero afortunadamente, y muy a tiempo, sus íntimos sacan de la galera a Giovanni, el gemelo de Enrico, pensando que pueden usarlo de doble para salvar la emergencia. Pero Giovanni, "el loco", no es pusilánime, no está embotado y mucho menos está dispuesto a hacer ese papel en el que sistemáticamente incurre el típico político profesional: el del títere.
La película está muy bien facturada. He disfrutado de su música, he reflexionado con su guión y me maravillé con la performance del verdaderamente grande Toni Servillo desplegando el doble rol de los gemelos. Y la vi, a día de hoy, más de dos veces. Son justamente las condiciones que debe cumplir un film para merecerme el diez que le he puesto a Viva la Libertà.
Enrico Oliveri encarna a un político en crisis (o sea que encarna a los políticos en general, ¿no es así?). Cumple con sus rutinas, pero no está realmente allí. Su comportamiento es pusilánime y descorazona a su entorno desesperado. Representa esa condición del político típico embotado: la de un cadáver ambulante. ¡Y cuántos de ésos tenemos en el mundo, válgame el cielo! Ésa es, mayormente, la clase de hombres que nos gobierna (y la clase de hombres que votamos, que voluntariamente ponemos sobre muestras cabezas, mal que nos pese).
En esta optimista historia que co-guioniza y dirige con maestría Roberto Andò, resulta ser que el buen Enrico de pronto desaparece de la escena pública, nadie lo encuentra ni sabe dónde está. Lo cual se torna escandaloso porque, pese a todo, este político parece ser imprescindible, tanto a sus correligionarios como al mismísimo presidente, aunque es de otro partido. Así de mal están las cosas. Pero afortunadamente, y muy a tiempo, sus íntimos sacan de la galera a Giovanni, el gemelo de Enrico, pensando que pueden usarlo de doble para salvar la emergencia. Pero Giovanni, "el loco", no es pusilánime, no está embotado y mucho menos está dispuesto a hacer ese papel en el que sistemáticamente incurre el típico político profesional: el del títere.
La película está muy bien facturada. He disfrutado de su música, he reflexionado con su guión y me maravillé con la performance del verdaderamente grande Toni Servillo desplegando el doble rol de los gemelos. Y la vi, a día de hoy, más de dos veces. Son justamente las condiciones que debe cumplir un film para merecerme el diez que le he puesto a Viva la Libertà.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La palabra que pone en acto Giovanni apenas comienza a desplegar el rol de Enrico sacude inmediatamente a todos. El llamado "loco" tiene con qué, porque es filósofo y ha escrito libros. No tiene pelos en la lengua, como quien dice:
"Los políticos son mediocres porque los electores son mediocres. Y si roban, es porque sus electores roban o les gustaría robar."
"El temor es la música de la democracia."
"El consenso, jovencito. El consenso es una cosa seria. No está relacionado con las alianzas. Hoy la única alianza posible es con la conciencia de la gente."
Pequeña muestra de un guión que perfila muy bien al político "loco" que al mundo le haría falta. Si bien hay guiños en el film a Being There, Giovanni poco tiene que ver con el personaje hueco que interpretara Peter Sellers en aquella otra gran sátira política. Giovanni es a Enrico lo que una "loca" genialidad o lucidez debería ser a la política putrefacta de nuestros tiempos, divorciada de la gente, de la realidad, de los problemas del mundo y de todo lo que no sea su enferma corrupción. Esto es, una piedra de renovación, de redención, fuera de lo cual la civilización está perdida.
Giovanni es Enrico, es su parte mejor, escondida, profunda. Es el hemisferio cerebral derecho auxiliando al izquierdo. ¿Tendrá todavía la política esa posibilidad?
Cuando esa escapada de Enrico, que le permite salir de la prisión asfixiante de las estructuras convencionales de su entorno y su ambiente, ha rendido sus frutos, éste telefonea a Giovanni para agradecerle. Giovanni comprende que su misión ha terminado -ha instaurado su revuelta refrescante- y desaparece camino del mar -vuelve a las profundidades del inconsciente. Enrico, en la carta de despedida a la antigua novia que le facilitó el temporal refugio en su "exilio", le agradece haber colaborado con él en la "preservación del orden de los sucesos contra el avance de la insensatez". Porque sin esa renovación que es redención, la política estará fatalmente condenada a convertirse en vehículo de la insensatez, que es lo que ocurre hoy día; o sea, "la catástrofe".
"Los políticos son mediocres porque los electores son mediocres. Y si roban, es porque sus electores roban o les gustaría robar."
"El temor es la música de la democracia."
"El consenso, jovencito. El consenso es una cosa seria. No está relacionado con las alianzas. Hoy la única alianza posible es con la conciencia de la gente."
Pequeña muestra de un guión que perfila muy bien al político "loco" que al mundo le haría falta. Si bien hay guiños en el film a Being There, Giovanni poco tiene que ver con el personaje hueco que interpretara Peter Sellers en aquella otra gran sátira política. Giovanni es a Enrico lo que una "loca" genialidad o lucidez debería ser a la política putrefacta de nuestros tiempos, divorciada de la gente, de la realidad, de los problemas del mundo y de todo lo que no sea su enferma corrupción. Esto es, una piedra de renovación, de redención, fuera de lo cual la civilización está perdida.
Giovanni es Enrico, es su parte mejor, escondida, profunda. Es el hemisferio cerebral derecho auxiliando al izquierdo. ¿Tendrá todavía la política esa posibilidad?
Cuando esa escapada de Enrico, que le permite salir de la prisión asfixiante de las estructuras convencionales de su entorno y su ambiente, ha rendido sus frutos, éste telefonea a Giovanni para agradecerle. Giovanni comprende que su misión ha terminado -ha instaurado su revuelta refrescante- y desaparece camino del mar -vuelve a las profundidades del inconsciente. Enrico, en la carta de despedida a la antigua novia que le facilitó el temporal refugio en su "exilio", le agradece haber colaborado con él en la "preservación del orden de los sucesos contra el avance de la insensatez". Porque sin esa renovación que es redención, la política estará fatalmente condenada a convertirse en vehículo de la insensatez, que es lo que ocurre hoy día; o sea, "la catástrofe".