Alejandro Amenábar, lo ha vuelto a conseguir y es que esta vez ha dejado al púbico sin habla. Cuando acabó el film, los espectadores de la sala no nos atrevíamos ni a levantarnos, se formó un silencio que nos dejó atrapados en la butaca. Es una película de sentimientos encontrados que no dejará indiferente a nadie. Te va enamorando poco a poco tanto con la trama intimista como con la histórica, hasta finalmente dejarte sumergido en el verano de 1936.

En relación a los actores cuesta decidirse por alguno y es que cada cual está aún mejor. Me atrevería a decir que Karra Elejalde acabará levantando la estatuilla por mejor actor de reparto, así como Eduard Fernández que no me extrañaría que estuviera en la lista de candidatos. Lo único que he echado en falta ha sido a Nathalie Poza, de la que me esperaba un mayor peso en la trama y no sólo en dos escenas que saben a poco. No da tiempo a disfrutar de la grandeza que puede aportar esta actriz y se desaprovecha totalmente su talento.

Cabe destacar al departamento artístico por adentrarnos tan bien en ese momento histórico. Cada paisaje y cada localización están cuidadas al milímetro, desde las calles hasta la propia Universidad de Salamanca. Yuxtapuesto a la notable dirección de fotografía y al equipo de vestuario que hace una gran labor al frente de una vestimenta tan variada en cada uno de los personajes. Otro punto a favor es que se ajusta a la realidad al completo, se aleja de todas las caricaturas o perjuicios sobre cualquiera, sobretodo en Franco mostrándonos todos sus impedimentos y cómo poco a poco va consiguiendo el poder con la mayor astucia permitida. Posiblemente estemos ante una de las mejores películas de Amenábar seguida de “Mar Adentro”, y es que el director ha vuelto a demostrar su gran destreza tras las cámaras.

CARLOS ANTOLÍN
TuCineCrítico
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