En "Elysium" conviven dos películas diferentes, y por momentos parecen no llevarse bien. O dicho de otra forma: es algo bipolar. Neill Blomkamp, la sorpresa de 2009 con la fantástica "District 9", se mete de lleno en el seno de Hollywood para sacar adelante un blockbuster con una estrella en el cartel principal. El problema no es el movimiento en sí, sino el no saber cómo mantener la identidad propia al tiempo en el que se rinde a la maquinaria de estudio. La historia es interesante y es puramente Blomkamp: dos mundos, clases social baja versus la alta, un hombre común, un trabajador, tratando de cambiar de lugar. Para ser un realizador con sólo dos películas -y varios cortos, eso sí- podría decirse que ha conseguido crear un estilo propio en un sentido puramente temático, abordando la lucha de clases de forma particular, siempre introduciendo elementos tecnológicos incluso en la zona baja de la sociedad. Es un tío con talento, pero sin libertad no puede sacarlo a la luz.

Así, sucede que los mejores momentos de Elysium son aquellos en los que la escala es pequeña, cuando no se fuerza la acción ni se obliga a los personajes a protagonizar momentos vertiginosos. Y los peores, son las concesiones a Hollywood, donde Blomkamp se limita a poner el piloto automático, olvidarse de todo lo que le ha hecho grande y se vende al mejor postor. ¿Ejemplos? El final es el más evidente, cayendo en exactamente lo mismo que "The Lovely Bones" de Peter Jackson a nivel puramente estético: la textura, lenguaje y color del anuncio de champú o colonia, con caras sonrientes y planos donde hay tanta felicidad que podría acabarse con la guerra en el mundo de tanta buena fe y buen rollismo. Y es una pena que la cosa sea así porque hay otra película -oculta- en "Elysium" que desarrolla un concepto del héroe muy interesante, alejado de lo convencional hasta que esto último se impone. No diré que el viaje a "Elysium" no merece la pena pero lo que tengo claro es que los billetes de primera clase y los de tercera tienen en realidad el mismo coste; pudo ser mucho mejor, pero si os gusta la ciencia-ficción es una parada obligatoria que se siente más orgánica y menos rígida que otras grandes apuestas por el croma y el engorro digital. Veremos si para la próxima Blomkamp nos entrega algo más sólido.