Cuando anunció el proyecto, Tom Six dijo que "Human Centipede 2" sería muy diferente de la original. Un año más tarde, tras ser censurada en varios países (entre ellos uno de los que coproduce la cinta, Reino Unido), la cosa se confirma: esta secuela es diferente y en casi todos los aspectos, para bien. Sorprende que un hombre que busca llamar la atención dedique tanto tiempo a su obra y la realice con tanto mimo, porque al contrario de lo que sucede en "A Serbian Film", aquí hay un trabajo cinematográfico de verdad, una dirección potente y un trabajo de fotografía que sólo puede calificarse como sobresaliente. Las imágenes en blanco y negro, llenas de contraste, nos llevan a un mundo que se desarrolla en algún momento indeterminado de los dos últimos años, en concreto tras el estreno de la primera "Human Centipede". Un fan de la misma, Martin, es un hombre perturbado que vive con su madre en un edificio en el que los vecinos no dejan de tocar las narices. Pero Martin no es tan pasivo como parece: en secreto, secuestra personas para emular a su ídolo de "The Human Centipede" y hacer su propio ciempiés. Nada menos que con doce desgraciados.

Hay mucho de ejercicio consciente en "Human Centipede II", una película que va más allá del onanismo y que ofrece alternativas. Una buena construcción del personaje principal (al que da vida con particular fuerza Laurence R. Harvey, sin hablar en casi todo el metraje) se ve rápidamente eliminada en un segundo acto (casi tercero, por duración) en el que asistimos a la creación de ese ciempiés. Martin no tiene conocimientos de medicina, así que la cosa es un desastre. Esto es reflejado desde un punto de vista satírico pero sobrio, sin buscar la carcajada a pesar de las burradas que están sucediendo continuamente en pantalla. El problema más grave de "Human Centipede II" es cuando deja de notarse que Tom Six está jugando y se cree más de lo que es. Cierta escena que involucra el acelerador en un coche (literal) acerca tristemente la obra al grupo de aquellas que sólo buscan llamar la atención, perdiendo cierta entidad y gran parte de la fuerza que había ganado en el primer bloque. Hay diálogos con cierta sorna, algo de cine dentro de cine y es fácil buscar en Martin un alter-ego del propio realizador, la cinta se presta a ello. Lo verdaderamente importante es constatar que "The Human Centipede II", con todas sus burradas, no nace sólo como provocación sino que hay una necesidad (el hecho de que sea tan diferente de la original y no una mera fotocopia ya da pistas de ello) real. No diría que es una película inteligente pero desde luego, tampoco es estúpida. Estimable, enfermiza y desagradable. Nadie dijo que esto fuese a ser cine fácil de ver, ¿no? No me atrevería a recomendarla pero lo digo (con la boca pequeña): a mi me pareció una propuesta válida con una calidad cinematográfica muy por encima de la media del género. Así que tu verás.