Hay varios tipos de directores que se identifican a la legua por los temas que deciden tratar. Xiaogang Feng es aquel que decide hacer las cosas a lo grande, refugiándose en textos de grandes autores (Shakespeare, en su "The Banquet") o en historias basadas en hechos reales que, en este caso, conmocionaron a su país. Lo hizo hace tres años en "Assembly" y ahora vuelve al tema con su "Aftershock", película que he de reconocer que esperaba con ganas tras disfrutar de su drama bélico de 2007, la citada "Assembly", en la que demostraba con creces el porqué de su título de "Spielberg chino".

Lamentablemente "Aftershock" no funciona. Usa como base una tragedia sucedida en el 1976, un terremoto que sacudió la ciudad de Tangshan, y a raíz de este hecho desarrolla la historia de una familia afectada por el seísmo: una mujer, sus hijos y un marido. La mitad del cuarteto falleció durante el desastre (no hay destripes, sucede en los primeros diez minutos, durante el prólogo), así que a posteriori se nos explica, durante dos larguísimas e innecesarias horas, cómo sobrevivieron los restantes. Hay que aplaudir a Xiaogang Feng por no convertir la película en un torrente de efectos especiales y protagonistas huecos, todo sea dicho. El problema es que prescinde de esta visión para intentar contar una historia intimista mostrando a personajes muy poco interesantes.

Pasado el prólogo, todo lo que vemos en pantalla es terriblemente frío. Aparecen personas en pantalla pero son más sombras, les falta una definición, hondura. Vemos cómo viven pero no se nos invita a que nos involucremos en su drama: simplemente se nos hace espectadores de un costumbrismo que no interesa. Y cuando llega su tramo final y parece que la cosa se va a arreglar, un par de giros argumentales* hacen que todo se hunda incluso más en el fango y termine con el final más ñoño y melodramático posible. "Aftershock" es una película que gira en torno a un terremoto que, al final, no sólo no hace temblar sino que es tan poco interesante que probablemente sería capaz de aburrir hasta a los escombros. La intención de Feng es loable: homenajear a sus víctimas. Quizá si fuese chino me emocionaría, pero como no lo soy, y a pesar de ser competente a nivel técnico no consigue interesarme, ni entiendo a sus protagonistas, sólo puedo ir directo al grano y decirlo: no funciona. Se ve que no todos los directores chinos pueden hacer una "City of Life and Death" (2009, Lu Chuan). Viendo trabajos frustrados como el presente es cuando se aprende a valorar la humildad de locuras como "2012" (Roland Emmerich, 2009).

*anotaciones en spoiler, con SPOILERS