Esta era de mis tareas pendientes dentro del género, una cinta de animación europea aclamada por parte de la crítica y el público y que, sorprendentemente, convence pese a sus convencionalismos y su estilo gráfico, bastante personal de Michel Ocelot, sin apostar por ningún tipo de estilo genérico como los de Disney y demás. En plena explosión del cine de animación 3D, esta cinta belga rompió con todo lo establecido al presentarnos la historia de un bebé recién nacido, de apenas unos centímetros, que se parió solo, que habla nada más nacer, que se baña solo, y que encima resulta ser un héroe para su poblado africano. Para colmo, la villa está llena de mujeres en topless, los varones van en bolas -con todo colgando-, y hay hasta algo de pedofilia. Y mucho mensaje oculto.

Siendo así una película tanto para jóvenes -por su enternecedor argumento- como para los adultos -por sus referencias-, "Kirikú y la bruja" se destapa, definitivamente, como una muy notable propuesta dentro del género y una de las más originales. La historia es realmente divertida y nos narra las peripecias del joven que da nombre a la cinta. Quizá lo único que sea bastante aburrido sea que siempre todos se empeñan en llevarle la contraria, él los salva y luego cantan una canción odiosa. Toda la estructura es así. Salvando esto, la película merece la pena, y el final es tan absurdo como notable. Total: animación para todos. Lástima la secuela.