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Voto de Caith_Sith:
8
Aventuras. Drama. Fantástico. Intriga París, años 30. Hugo (Asa Butterfield) es un niño huérfano, relojero y ladrón que vive entre los muros de una ajetreada estación de trenes parisina. Nadie sabe de su existencia hasta que le descubre una excéntrica niña (Chloë Moretz) junto a la que vivirá una increíble aventura... (FILMAFFINITY)
25 de febrero de 2012
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
2011 fue un año de cine, y sobre Cine. Un año para cerrarle la boca a todos aquellos que dicen que "el cine ha muerto". El séptimo arte sigue vivo, y haciendo soñar. Películas "The Artist" o "Midnight in Paris" y cortos del nivel de "The Fantastic Flying Books of Mr. Morris Lessmore" nos demuestran que el lenguaje de los orígenes sigue siendo clave para entender el del presente. Y "La invención de Hugo" ha sido la última en llegar pero se coloca entre las primeras, sin apenas esfuerzo, porque Martin Scorsese en su condición de Méliès moderno nos guía en su primera película "infantil" por la Historia del Cine, convirtiéndonos en otro Hugo, en otra Isabelle, y en definitiva en otro niño que asiste a este milagro como si fuese la primera vez.

"Una vez conocí a un niño que se llamaba Hugo Cabret. Hugo quería resolver un mensaje secreto, y ese mensaje guió sus pasos... hasta que llegó a su destino."

Faltan quilates en la balanza para medir lo que Scorsese ha hecho por el cine no sólo desde detrás de las cámaras (o delante) sino tambien a en paralelo, arriba y abajo. Su labor como restaurador, documentalista y cinéfilo en general se ve plasmada en esta magnífica adaptación del cuento Brian Selznick a cargo de John Logan, pero aquí poco importa eso porque podemos ver en ese Hugo a la figura del propio Martin. Hay mucho de autobiográfico en esta historia sobre un pobre huérfano que sólo aspira a resolver ese misterio familiar, y en esa cansada mirada del ahora juguetero anciano interpretado por un inmenso Ben Kingsley.

Hugo va sobre cine, y es gran Cine. Sin caer en lo obvio, sin forzar más allá de lo razonable, esta fábula trata sobre nosotros mismos y sobre ellos, los que nos abrieron las puertas, y a los que nunca deberíamos olvidar. Cineastas, familiares... en el fondo todo es lo mismo. Se trata del sentimiento, de hacer soñar, de conseguir lo imposible. Y Scorsese filma, rueda, talla este material con una fuerza sobrehumana (sus planos secuencia siguen siendo maravillosos) con el añadido de rodar en 3D real... y conseguir lo imposible: que merezca la pena pagar por verlo. Lo que consigue "Hugo" en tres dimensiones es algo comparable a lo que los Lumiére lograron con su primera proyección de "Llegada del tren a la estación de La Ciotat". Y si encima se ve en un cine, con un buen sonido para disfrutar de la soberbia partitura de Howard Shore, la cosa cambia: para bien. Se graba a fuego, porque aún sin ser una Obra Maestra, se trata de cine de calidad. De muchísima calidad, que nos devuelve al mejor Martin Scorsese, al inmortal Méliès, a los grandes Chaplin, Keaton y Harold Lloyd, que educa y sirve como punto de partida para que, como esos niños, uno pueda interesarse por el "antes", sin olvidar el "ahora", ni el "después".

"Ven y sueña conmigo", dice un personaje a su audiencia. Y yo, fui.
Caith_Sith
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