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Voto de Caith_Sith:
7
Thriller. Drama John es un hombre sin recursos que vive en Reno. Un día, un misterioso individuo llamado Sydney, lo invita a desayunar y le ofrece la oportunidad de ganar dinero acompañándolo por los casinos. Todo les va muy bien, pero John se enamora de una camarera que está dispuesta a hacer lo que sea por conseguir dinero. (FILMAFFINITY)
2 de octubre de 2010
21 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
John es un hombre sin perspectivas. Sólo quiere salir adelante en su vida, conseguir pasta para darle un entierro digno a su madre. Tirado en el exterior de una cafetería, verá como una oferta que no puede rechazar se le aparece de la nada. Duda, pero acepta. ¿Qué puede perder, si no tiene nada, salvo orgullo y miedo?

Sydney es un hombre de avanzada edad, que ha vivido más de lo que cualquiera vivirá nunca. Sereno, generoso, inteligente. Ofrece a John la oportunidad de dar un giro a su vida ante el relato que éste le cuenta. Es también una persona solitaria, que parece ocultar algo que le carcome por dentro. Habla despacio, razona. Piensa. Pero está solo y eso eclipsa cualquier virtud; la aplaca.

Clementine es una camarera que se gana la vida como puede, prostituyéndose a cambio de un dinero con el que salir adelante. Es bella, frágil, una muñeca rota a la que la vida ha tratado mal y que ha pagado sus excesos sin remisión.

Tres personajes, tres personas. John C. Reilly, Philip Baker Hall y Gwyneth Paltrow se entregan para dar luz a algunos de los mejores personajes del cine de Paul Thomas Anderson, que aquí ya despuntaba y demostraba que sabía mover la cámara, que tenía fuerza y estilo, elegancia. Planos largos, sobriedad en la puesta en escena, un guión de hierro, cuidado al máximo y tres interpretaciones para quitarse el sombrero. Sumándole varios secundarios de alto nivel (Samuel L. Jackson) y un habitual en el cine de PTA (Seymour Hoffman), sólo se da lugar a una de las óperas primas más libres, intensas y emocionantes del independiente americano de los noventa. Sólo un año más tarde Thomas Anderson se haría mayor con la sobresaliente Boogie Nights, pero aquí está su germen, un fresco de relaciones, gente atormentada que encuentra en la colaboración y la confianza un camino para seguir adelante, que se abre y se cierra de forma magistral. Cine negro, negrísimo, pero al mismo tiempo esperanzador. Una rara avis que merece ser recuperada del olvido a toda costa.
Caith_Sith
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