Benditas sorpresas. Filmes de los que no esperas nada y acaban siendo un caramelo imposible de rechazar, propuestas a priori absurdas que terminan confirmándose como obras de un valor incalculable en una época en la que cada vez hay menos original y más sensación de ya visto. Simonsson y Nilsson construyen con "Sound of Noise" un thriller criminal en el que sus protagonistas no aspiran a ser capos mafiosos, ni a enriquecerse: sino a crear música, llevando la forma de hacerlo a sus últimas consecuencias, de ser necesario.

La primera secuencia es sencillamente brillante, hilarante y bien resuelta al mismo tiempo. Lo que sigue a continuación es una sucesión de momentos antológicos (el primero de los 'conciertos', en el hospital) que si bien en un momento determinado parece que el film va perdiendo fuerza, o quizá capacidad de impacto, rápidamente llega a un tramo final donde no hay momento para cerrar la boca ante lo que se ve en pantalla. Original de principio a fin, es ésta una de esas raras películas en las que la idea no es sólo eso, sino que el concepto se desarrolla sin cansar: no se agota. Bien interpretada, notablemente dirigida y con una de las bandas sonoras más fantásticas de la temporada. "Sound of Noise" es un caballo ganador: un thriller sobre unos terroristas musicales que se ven perseguidos por un policía sin ningún tipo de debilidad, salvo los profundos ojos de Sanna Persson y el inesperado sonido de un claxon. Única.