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Voto de Caith_Sith:
8
Romance. Drama Adèle (Adèle Exarchopoulos) tiene quince años y sabe que lo normal es salir con chicos, pero tiene dudas sobre su sexualidad. Una noche conoce y se enamora inesperadamente de Emma (Léa Seydoux), una joven con el pelo azul. La atracción que despierta en ella una mujer que le muestra el camino del deseo y la madurez, hará que Adèle tenga que sufrir los juicios y prejuicios de familiares y amigos. Adaptación de la novela gráfica "Blue", de Julie Maroh. (FILMAFFINITY) [+]
22 de septiembre de 2013
55 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una primera lectura "La vida de Adele" sigue la historia de una adolescente en su despertar sexual y de cómo no se siente bien con la vida que lleva, fingida, intentando descubrirse a sí misma sin que en el proceso pueda alterar su día a día. Yendo más allá, el filme de Abdel Kechiche nos habla de una generación completa y en estos dos primeros 'capítulos' de la vida de la joven Adele encontramos un fresco naturalista que rivaliza con otros retratos contemporáneos de vidas comunes como los de "La mejor juventud" (Marco Tullio Giordana, 2003) o varios de los trabajos de los hermanos Dardenne. El triunfo del film no va sólo medido en su alcance sino en su capacidad de abstracción para con el espectador, o de absorción más ver porque es capaz de atrapar durante sus casi tres horas de metraje sin que a uno se le haga pesada la noción del tiempo. Es más, en mi caso particular, cuando llegó el final de la cinta... me quedé con ganas de más. No porque lo anterior me supiera a poco sino porque, llegado a ese punto, me habría dado igual continuar durante un hipotético 'Chapitre 3'.

La ganadora de la Palma de Oro de este 2013 confiere además a sus personajes de un aliento humano, no manipulado, casi pulcro y libre. La excelente interpretación de sus dos actrices principales, con Adèle Exarchopoulos a la cabeza, y Léa Seydoux con un rol más de soporte pero igualmente clave, son decisivos para entender todo lo demás. Capital. A través de la mirada de Exarchopoulos conocemos la forma de afrontar todos los dilemas que se abrirían a cualquier chica en su posición en un lapso de varios años, desde los 15 hasta los veintipocos. Léa carga con un rol de veteranía, conocedora de aquello que quiere, sin marcha atrás. Ambos personajes se complementan, aprenden entre sí, y esto se palma en cada momento del film de forma rotunda. Mucho se ha hablado además de la forma en que Kechiche trata a sus personajes, cómo los mima y -literalmente- desnuda una y otra vez para que sus emociones queden a flor de piel. De sus escenas de sexo sin ningún tipo de pudor (la primera, de casi diez minutos, es no obstante demasiado larga) se ha hablado -y hablará- mucho. Pero de todo lo que conforma estos capítulos uno y dos yo me quedaría con cierto momento clave. No contextualizaré y me limitaré a decir que es una discusión. Una que se siente como un error propio y cuya reprimenda traspasa la pantalla de forma total.

Kechiche puede que no haya hecho la película definitiva sobre el tema que aborda (el despertar sexual, el lesbianismo, el sexo entre miembros del mismo género), pero sí la mejor que yo he visto. Sus méritos son enormes y por encima de todos, aunque la película caiga en el olvido (cosa poco probable a corto-medio plazo) siempre podremos referirnos a aquel trabajo en el que el cine francés ganó a una estrella. Su nombre es Adele Exarchopoulos y su trabajo en el film es una extensión de aquella maravillosa escena de Naomi Watts en "Mulholland Drive": puro talento que explota en pantalla y que la traspasa para quedarse ahí de forma permanente. Una película magnífica que, no cabe duda, merece la pena pese a su larga duración. Sólo queda confiar en que haya más capítulos de esta vida, en el futuro.
Caith_Sith
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