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Voto de Caith_Sith:
8
10 de julio de 2010
47 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cualquiera que se haya acercado al trabajo más famoso de la animadora Suzie Templeton (Peter & the Wolf, 2006, ganador del Oscar) habrá podido anticipar que la realizadora británica es capaz de crear ambientes a medio camino entre el cuento y la pesadilla, entre lo fantástico y lo barroco. Una mezcla que de ninguna forma habría anticipado que "Dog", su segundo trabajo tras "Stanley" (2000) sería tan crudo, violento, sombrío y de alguna forma, doloroso. Porque recomendar "Dog", a pesar de su evidente calidad, es complicadísimo. Y lo es porque la persona que lo vea en caso de recomendársele volverá para, con lágrimas en los ojos, entonar con voz temblorosa un "¿por qué?". "Dog" es un puñetazo en la cara del espectador, es una patada en la entrepierna, es tan triste, pero a la vez tan notable, como lo puede ser el desgarrador documental "Earthings" o la notable "Plague Dogs", que al lado de "Dog" casi parece un "Walt Disney - Los clásicos".
Una ambientación opresiva abre "Dog" para contarnos la historia de un padre y un hijo. Han perdido a la mujer de la casa recientemente y el perro familiar está viejo, agonizante. Las palabras son tan importantes aquí con cómo se pronuncian, hay melancolía en cada frase. Es terriblemente denso, cuesta respirar en este entorno, porque no es hostil pero si especialmente triste, decadente. La técnica stop-motion, con unos muñecos inquietantemente realistas, contribuye a crear esta especie de simbiosis obra-espectador. Cuesta olvidarse de "Dog", porque es inolvidable. Pero a su vez, más de uno querría olvidarse de lo que ha visto y recuperar esos cinco minutos de felicidad que podía tener antes de dejarse golpear por Templeton.
Pese a todo, habiendo dejado este punto claro, yo lo recomiendo. Y lo hago porque a pesar de su dureza, hay que verlo. Porque es hora de quitarse los prejuicios y entender la animación como una forma de narrar historias, no obligadamente infantiles o banales; sino adultas, realistas y personales. "Dog" es todo esto y más. Pero no seré yo el que siga hablando de sus excelencias; descubrirlas, ya te corresponde a tí.
Una ambientación opresiva abre "Dog" para contarnos la historia de un padre y un hijo. Han perdido a la mujer de la casa recientemente y el perro familiar está viejo, agonizante. Las palabras son tan importantes aquí con cómo se pronuncian, hay melancolía en cada frase. Es terriblemente denso, cuesta respirar en este entorno, porque no es hostil pero si especialmente triste, decadente. La técnica stop-motion, con unos muñecos inquietantemente realistas, contribuye a crear esta especie de simbiosis obra-espectador. Cuesta olvidarse de "Dog", porque es inolvidable. Pero a su vez, más de uno querría olvidarse de lo que ha visto y recuperar esos cinco minutos de felicidad que podía tener antes de dejarse golpear por Templeton.
Pese a todo, habiendo dejado este punto claro, yo lo recomiendo. Y lo hago porque a pesar de su dureza, hay que verlo. Porque es hora de quitarse los prejuicios y entender la animación como una forma de narrar historias, no obligadamente infantiles o banales; sino adultas, realistas y personales. "Dog" es todo esto y más. Pero no seré yo el que siga hablando de sus excelencias; descubrirlas, ya te corresponde a tí.