Dos live-actions lanzados el mismo año de producción del anime Death Note, en pleno apogeo del mismo, a raíz de un exitoso manga. ¿Qué podía salir de aquí? Pues algo hecho rápido, para sacar pasta, sin apostar por un buen producto sino pensando únicamente en la pasta. Warner Bros. Japan, nada menos, produciendo y distribuyendo el film en tierras niponas -a España llega directa a DVD-, un considerable éxito en la taquilla del país y venga, dinerillo para los bolsillos.

El problema es que si bien hay gente que hace esto con cierto estilo, sin que la maniobra se note tanto (ahí tenemos al gran Akira Toriyama), otros no son capaces de ocultar las intenciones. Y la primera película de imagen real de Death Note es una muestra de cómo las prisas no son lo más apropiado, ni siquiera cuando la base de la que se dispone (un sublime manga/anime, de lo mejor hecho en las últimas décadas) no puede funcionar en el 'mundo real'. Irónico, sin duda, puesto que la mayor baza del anime es que la historia se desarrolla sin apenas elementos fantásticos, apostando por la intriga, siguiendo los pasos del thriller, adentrándose en la psicología de todos los personajes. Y claro, aquí tenemos una cinta de dos horas y media que tiene como objetivo resumir demasiados episodios. Y falla, pero además a lo bestia.

Tampoco ayuda que todo parezca un telefilm cutre del sábado por la tarde, con una dirección paupérrima, ni que el reparto sea tan lamentable. Lo único destacable -y a duras penas- es la recreación de Ryuk y, eso sí, pequeños destellos de grandeza que aparecen muy de vez en cuando, todos ellos originarios de la obra original, eso sí. Si sois fans del anime, más os valdría ahorraros esta gilipollez de película. Cuenta lo mismo pero mal, así que ni siquiera tiene el plus de interés que hacía que "L: Change the World" fuese una tontería olvidable pero, al menos, curiosa.