La irrupción como debut de Luke Scott, cual hizo varios cortometrajes de ciencia ficción antes de MORGAN (2016), le llevó a realizar este ni frío ni caliente indiferente thriller con nada menos que su padre Ridley Scott como productor ejecutivo. La interesante idea que tengo de este film es de que su desenlace ocurriera al principio de la película, tendríamos una historia con menos indecisiones en su trama y más acción en gran abundancia. Las grandes figuras de MORGAN cuentan con Anya Taylor-Joy, Kate Mara, Michelle Yeoh o Paul Giamatti, que participan con solidez y firmeza, pero en un grado muy bajo que dimanan malgaste de talento y por ello pierde unos puntos en mi valoración. Debutar como director y llevar tu ópera prima a la gran pantalla puede expresarse como buen trabajo o ruina total, teniendo casi siempre más pérdidas que bienes y derrumbandose toda la producción en un abrir y cerrar de párpados. El primer largometraje y por ahora el exclusivo de Luke Scott, sufre estrepitosamente por contar con un espacio cerrado y un bajo presupuesto que no ayuda mucho a que resalte todo, pero en el diseño de producción fueron muy aplicados y diligentes. La película mantiene o pretende tener a los presentes observando con interés el filmado asunto, mostrando a los asistentes situaciones del embrollo en el que están metidos todo el personal de la empresa de genética. Luke Scott nos convida a visionar bien aislados de lo que nos rodea, con un supuesto asombro, una repetitiva película en sus definitivas determinaciones, que no aborda con un fin común lo que debería haber sido y no fue.