Un caso singular de película digna de celebridad y elogio por lo tremendamente mala que es.
Y cabe pararse a plantear algo interesante: si a nosotros se nos brindara el mando de un proyecto para adaptar este videojuego al cine, ¿qué haríamos? Todos dicen lo mismo: sería absurdo y ridículo hacer una película sobre un tipo con gorra, bigote y acento italiano que va pegando saltos, aplastando tortugas, rompiendo ladrillos con la cabeza, comiendo setas de "Alicia en el País de las Maravillas" y salvando repetidas veces a una princesa que le dobla en altura de un hijo bastardo de un dragón que violó a una tortuga.
Sería absurdo y ridículo, ¿cierto? Y yo pregunto... ¿acaso sería más absurdo y ridículo que esto?
Un meteorito golpeó la tierra y partió el universo en dos planos, uno para los mamíferos (humanos) y otro para los reptiles (dinosaurios), siendo el segundo un planeta cubierto de desierto y una ciudad que recuerda a la de Blade Runner, llamada Dinohattan, gobernado por un dictador malvado llamado Rey Koopa. En la Tierra, un par de fontaneros italianos entablan una relación con la princesa de este universo, que vive en la Tierra como humana y que tiene un colgante con un fragmento de meteorito capaz de fundir ambas dimensiones, el cual hará de McGuffin de esta película.
Yo no sé cuál es peor, pero sí sé que una mayor relación con el videojuego sería de agradecer. Vale, los homenajes y las referencias de este son muchos más que los de "Dragonball Evolution", pero deja con la sensación (para algunos certeza) de que si los directores se hubieran inclinado por imitar la obra original, el resultado, como mínimo, no habría sido peor.

¿Demás cosas que decir? Bueno... Bob Hoskins, John Leguizamo y Dennis Hooper (nombres a resaltar en todos los anuncios) están divertidos. La banda sonora de Alan Silvestri también es divertida.
Puestos así, la película es divertida. Es tan mala, tan mala, tan mala, tan mala que hace gracia. Tan mala que es buena.
La idea de esta película, de no haberse relacionado con el videojuego, podría haberse aprovechado aparte y haber generado algo mejor. Y la obra original también.

Por cierto: la Bob-Omb (la bomba que camina) tiene zapatillas Reebook.
Por desgracia, 1993 es el año en el que se estrenó Jurassic Park. Para dinosaurios ya estábamos, señores.