En la escena en la que le pega dos puñaladas al camellito, se va de la habitación y regresa, sentí miedo de que al volver el tío ya no estuviera, ya que esa clase de tópicos me remueven las pelotas. Afortunadamente el tipo seguía allí muerto.

También me gustó mucho la escena en la que la protagonista no ceja en su empeño de encontrar un par de pilas para el consolador. Está claro que si uno no lucha por sus intereses nadie lo hará.

Tenía pensado comentar que es una pena que en las escenas que Sarah Bolger sale en la ducha, la cámara no enfocara un poco más abajo, pero no lo voy a poner ya que si este comentario llegara a oídos de la protagonista, seguramente le cuente a todo el mundo que le enseñé la polla en público, y acabe metido en un lío.

Para terminar diré que una buena mujer, que lo dé todo para defender la dignidad de su marido, en este caso evitar que quede como un camello a ojos de los demás, es muy difícil de encontrar.