No nos adentraremos en el `Séptimo Cielo´ de Frank Borzage ni en `El Séptimo Sello´ de Ingmar Bergman, sino en `Séptimo´ del argentino Ricardo Darín (el director es Patxi Amezcua, pero de momento dejo caer la afirmación anterior para ver más adelante el meollo de la cuestión).

El argumento se presenta, en principio, bastante llamativo. El padre realiza siempre el mismo juego cuando salede casa con sus hijos: ellos bajan por la escalera y él por el ascensor, ¿el truco? Ver quien llega primero. Una mañana, el padre (Ricardo Darín) ignora las “órdenes” explícitas de la madre (Belén Rueda) de que no vuelva a realizar el juego con los niños. Cuando Darín baja del ascensor y llega al portal parece que los niños no han llegado…ni llegarán.
La introducción comienza de ese modo, tal como se describe en el argumento. Un inicio impactante. El primer cuarto de película muestra y presenta a los personajes: la madre, el padre, el portero, el comisario…y se comienza a atar cabos. El más inocente parece el más sospechoso, y viceversa; nadie se salva, no hay nada cerrado. La acción aumenta cada minuto y la trama conduce un ritmo frenético bastante bien llevado, teniendo en cuenta el reducido espacio donde se encuentran (un edificio de vecinos, que bien puede recordar al desarrollo del filme `La Ventana Indiscreta´ (1954, Alfred Hitchcock)).

Cuando se supera el primer cuarto (término que se asemeja más a un partido de baloncesto) la cinta pierde credibilidad, ritmo y tensión, y tan solo se salva por la majestuosa (una vez más) interpretación de Ricardo Darín, que se mantiene en su línea, y al contrario que el filme, de su actuación sí nos creemos cada gesto, acto y palabra.

El principal problema radica en un guión que pierde en cada línea, palabra y letra, y llegados a un punto culminante de la trama, todo es muy previsible. El final resulta tirar por la borda el buen argumento y arranque del filme, y es, sin duda, lo peor. Un desenlace que no se cree nadie y que gustará a muy, muy pocos (apostaría que a ninguno). En pocas palabras (concretamente en una): bochornoso.

Solo el opening y Ricardo Darín salvan de la catástrofe a la película. La actuación del argentino mantiene vivo en filme fotograma a fotograma. De ahí que me refiriese al título como si fuese obra suya. La interpretación de Belén Rueda no es mala, tampoco es magistral; es creíble, y con eso nos conformamos viendo como está todo lo demás.