De Nolan, claro. Christopher Nolan es un creador en toda la extensión de la palabra. Nunca verás en el cine algo parecido a lo que él hace. Ha habido películas con mucha imaginación combinada con increíbles efectos especiales, con resultados espectaculares, pero él siempre da un paso adelante, una pasillo nuevo en el laberinto, un salto más profundo en el vacío y una vuelta de tuerca a tu inteligencia para que entres en la historia, te quedes, la comprendas y la disfrutes. Porque los efectos más especiales están en su mente, y el trasfondo de todas sus películas es siempre ese: "todo está en ti". Todo lo que puedas concebir, existirá y tomará vida en ti mismo y en tu mente, que es un universo por explorar.

Nolan propone viajar siempre a un intrincado mundo, donde plantea historias en las que es muy fácil perderse, no ya por lo enrevesado del guión, que lo es, sino porque siempre está observado a través de los ojos de sus protagonistas. Y esos son siempre personas atormentadas, complejas, inestables, que han perdido el rumbo de sus pensamientos y de su voluntad, porque en el laberinto de su mente, siempre hay obstáculos insalvables que no se pueden atravesar sin sufrir. Recuerdos o culpas antiguas que tienen la capacidad de bloquearte y de inmovilizarte. O convertirse en tu peor enemigo. Todo está en la mente, sí, pero todo lo bueno y todo lo peor, porque nadie te conoce como tú mismo, ni sabe cómo destruirte si se empeña en ello.

El tema de Memento era los recuerdos y el olvido, las dos caras para reconstruir la vida de un hombre sin pasado, y el de Origen son los sueños, o, en realidad, el subconsciente. Ese huesped incontrolable que, cuando estás indefenso o despistado, te revuelve los cajones y los armarios y busca y encuentra todo lo que no sabías que existía dentro de ti. En la película, el mundo de los sueños es como el infierno de Dante, una progresión de círculos, cada vez más profundos, donde, según vas bajando más difícil será regresar a la superficie, a la realidad. Necesitas agarrar muy fuerte el amuleto que te recuerde quién eres y qué haces allí, recordar que el último círculo puede ser el Infierno total, porque será la parte de tu subconsciente todo has enterrado lo más doloroso de ti mismo. Y no será malo llevar también un buen equipo para no perderse allí, quizás una Ariadna, experta en laberintos...