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España España · Madrid
Voto de paki:
8
Drama Estados Unidos, años 50. Jack (Hunter McCracken) es un niño que vive con sus hermanos y sus padres. Mientras que su madre (Jessica Chastain) encarna el amor y la ternura, su padre (Brad Pitt) representa la severidad, pues la cree necesaria para enseñarle al niño a enfrentarse a un mundo hostil. Ese proceso de formación se extiende desde la niñez hasta la edad adulta. Es entonces cuando Jack (Sean Penn) evoca los momentos trascendentes ... [+]
15 de diciembre de 2011
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Subjetivo es lo que sale de tu cabeza", dice el padre a sus hijos. Y ésta es una película subjetiva, y yo voy a arriesgar mi opinión, subjetiva, de que todo lo que cuenta sale de la mente, las emociones, la experiencia, los sueños y los fantasmas de la infancia de su guionista y director, Terrence Malick. Pura subjetividad en estado, casi, de exorcismo interior. Y, sin embargo, y esa es su magia para mi, consigue que interiorices, pienses, recuerdes, sueñes y temas la tuya, a través de los ojos del niño que la está sintiendo. Es una mirada tan ajena, extraña y subjetiva como emocionante y conmovedora.

A mí, subjetivamente, me emocionó. Curiosamente, porque nada ni nadie se parecía a mi propia infancia pero, por esa especie de misticismo con que lo cuenta, por debajo de esa madre etérea y ese padre desconcertante, de esos hermanos pequeños entregados y aquellos amigos cómplices de la niñez, de ese jardín que nunca tuve y ese árbol que nunca escalé, tengo la sensación de haber sentido sus mismos sentimientos, sufrido su angustia y disfrutado con las mismas cosas. Tal vez, porque desde el big-bang y nuestros tatarabuelos dinosaurios, hasta hoy y mañana, aquí y en Texas, vivir es complicado y difícil. Y lo descubres cuando apenas eres un niño, como el de la película. Y te conviertes en un niño en crisis y en transformación, porque tienes que bregar por tu lugar en la familia, con tus impulsos, con tus decisiones, con tus sentimientos. Comprenderte y aceptarte. Y a los demás. Aunque te duela. Quizás descubrir que en el mundo hay dos tipos de personas: las que lo tienen todo bajo control, dominan a los demás y son fuertes en apariencia, y las que, aparentemente, son débiles y conformistas, fluyen con los acontecimientos y aceptan todo tipo de presiones y situaciones.

El niño de la película adora, y desprecia, a su madre en la que reconoce su sensibilidad y conformismo; quiere, y teme, a su padre al que odia por ser como a él le gustaría ser. Y maneja a sus hermanos en la incertidumbre en la que él se siente manejado. Y a mí, todo en ese niño, que no se parece en nada al que yo fui, recrea imágenes y sentimientos de mi propia vida. La fragilidad del fin de la niñez, el miedo a crecer y enfrentarse a las cosas impresionantes que se adivinan fuera del nido, la inseguridad personal, la envidia hacia los que parecen más fuertes y valientes que tú. O sea, lo que viene siendo la lucha por la vida, que acojona porque no sabes si estarás preparado para ella, las cosas a las que tendrás que enfrentarte, si podrás soportarlo, si cuentas con alguna ayuda o estás completamente solo y si todo sucede por algo o nada tiene sentido…

Porque ese es, en mi subjetividad, el tema de la película: la búsqueda del sentido de la vida. El dilema entre ser el dinosaurio grande que conquista al pequeño, o ser ese canijo que desde ahí abajo mira para arriba y descubre una constelación increíble con forma de ojo que todo lo ve, lo comprende y le da sentido…
paki
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