Luego de verla me he quedado desconcertado, no sé cómo catalogarla. Desde luego no es una obra maestra, ni si quiera una de las tres mejores películas de Jim Carrey, hasta me atrevería decir que es el peor performance que ha mostrado en la pantalla grande, autoparodiándose y exagerando sus típicas muecas. Es necesario mencionar que la película en sí no es mala, en absoluto, siempre es entretenida y hasta tiene algunos momentos hilarantes pero ese tono oscuro producido por las locuras y malas intenciones del desquiciado protagonista no hace otra cosa más que hacerte pasar por una serie de momentos incómodos y hasta dignos de las peores pesadillas. Esta comedia negra supera sus límites y hasta logra infundirte cierto terror. No sé en qué estuviste pensando Ben Stiller, siempre me lo preguntaré una y otra vez. Lo que sí es innegable es que este extraño experimento nunca será olvidado, nadie se olvidará de aquel loco chico del cable obsesionado por la amistad, sus irrepetibles artimañas y consecuencias, nadie, jamás.