Basada en la Novela gráfica de Julie Maroh. Abdellatif Kechiche nos relata la vida de Adele en 180 minutos, de una manera tan realista, como cruda, sin finales felices ni trágicos, un final abierto como los de la vida misma.

Es un drama romántico que toca el tema de la homosexualidad sin tabúes, con muchas escenas largas de sexo entre mujeres, con ningún motivo de escandalizar, si no, todo lo contrario, hacernos entender que ellos también son como cualquier persona normal, con los mismos deseos y necesidades, con las mismas alegrias y tristezas.

El film gira alrededor de una chica de la preparatoria llamada Adele -interpretada magistralmente por Adèle Exarchopoulos, notable, actuó tan bien que fue imposible no encariñarse con ese personaje-, que empieza a descubrir su sexualidad. Primero empieza a salir con un compañero pero no siente nada, hasta que de casualidad conoce a una llamativa chica de cabello azul, llamada Emma (Léa Seydoux) en un bar de lesbianas y desde allí se enamora perdidamente de ella.

La escena la cual ella entra a dicho lugar, impecable, haciéndonos participes de la exploración de un nuevo mundo, un lugar donde no hay falsos moralismos y donde todo está permitido, donde la promiscuidad es la única razón de ser.

Vemos también como después Adele deja la preparatoria y opta por un trabajo estable, el ser una profesora de niños; Emma por su cuenta sigue sus sueños y se hace una reconocida artista. Ahí podemos apreciar temas como la crisis europea donde no hay trabajo y la problematica de todo joven: el seguir sus sueños o abandonarlos y optar por un trabajo estable.