Primera película a color de Fellini y homenaje a su esposa Giulietta, la cual actúa con su mismo nombre y tiene un rol protagónico. Esta genialidad que tiene algunas escenas surrealistas nos cuenta la historia de una burguesa que sospecha la infidelidad de su esposo y para ello organiza sesiones espiritistas obteniendo resultados negativos. Haciendo un análisis del personaje, desde el inicio comprendemos que aquella es la típica burguesa de los años 60, una mujer santurrona que vive cómodamente pero sin conocer la felicidad. En las escenas retrospectivas conocemos un poco sus miedos y temores, aquellos fantasmas que la limitaban como ser en búsqueda de felicidad. Aquella escena en la que sale de niña siendo quemada en una teatralización es una referencia a que siempre se ha sentido esclava de sus represiones. Cuando posteriormente conoce a su vecina que es una mujer totalmente opuesta a ella, sensual y llena de felicidad, empieza a comprender que todo lo que hacía y creía no era en verdad lo que ella anhelaba y en la escena final donde aparece junto a especie de hojas volando simboliza a su libertad como ser humano y su no dependencia a su matrimonio, a aquel hombre que como ella misma decía consideraba como Dios, padre, esposo, amante, amigo, su todo.