Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Voto de Egea:
7
Drama Obsesionado con la búsqueda de una idea matemática original, el brillante estudiante John Forbes Nash (Russell Crowe) llega a Princeton en 1947 para realizar sus estudios de postgrado. Es un muchacho extraño y solitario, al que sólo comprende su compañero de cuarto (Paul Bettany). Por fin, Nash esboza una revolucionaria teoría y consigue una plaza de profesor en el MIT. Alicia Lardé (Jennifer Connelly), una de sus alumnas, lo deja ... [+]
19 de diciembre de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película extraña donde las haya, lugar Princeton, y un…. Genio por sus pasillos, hablando con sus compañeros imaginarios, que no se pueden distinguir de los reales por la cantidad de escenas en las que aparecen y el realismo que poseen.
Y este genio extraño, medio marginado, casi antisocial, matemático hasta la médula y con una visión de la vida extremadamente simplista se saca de la manga una Teoría de Juegos que revoluciona su paradigma científico. Hasta ahí se cumple el título. Después su imaginación empieza a funcionar y empieza a tener todo tipo de alucinaciones profundas.
Porque si no, no nos explicamos cómo viaja con toda naturalidad al pentágono y empieza a buscar códigos comunistas en los periódicos, cosa que se le daba muy bien, o, por lo menos gastaba bastante pegamento para decorar sus ´cuarteles generales´ con cientos de panfletos tratados y estudiados hasta la saciedad.
Y bueno, luego está el tema de su mujer, la conoció en una clase y flechazo instantáneo, cosa que le cambio la vida porque era una santa, lo que tuvo que aguantar, porque no es fácil. Alucinaciones para desayunar, visiones para comer…ya me entendéis. Y unas pastillas que acababan en el fondo de un armario y no llegaban casi nunca a su destino, cosa que al final resultó trivial ya que fue el verdadero amor de su exalumna el que lo devolvió al mundo real y no los medicamentos o los psiquiatras ´rusos´ de los que Nash tanto temía.
Historia de superación dónde las halla, un sándwich con un pan excelente y un relleno penoso, ya que eso fue lo que pasó. Gran aceptación al comienzo y al final de su carrera con un periodo turbio de por medio del que realmente le va a costar salir…
Y por último la guinda que acaba el pastel: el Premio Nobel, un premio por su madurez mental en su época juvenil y también un premio por su trayectoria y por la superación de todos sus miedos, un premio merecido para una gran figura del siglo XX que valora más por el esfuerzo de su mujer para devolverle la cordura (qué escenario quijotesco) que las teorías matemáticas de su juventud.
En general, buena película, centrada más en sus problemas que en sus logros, pero ya se sabe, los finales felices enamoran, aunque Nash siga viendo a su buen amigo Charles recriminándole su falta de atención por ignorarle…
Puntuación: *** (sobre 5)
Egea – valoración cinematográfica independiente.
Egea
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?

Últimas películas visitadas
Esta es la noche
1932
Frank Tuttle
6,1
(48)
arrow