Lo primero, de nuevo con esta clase de historias, es imposible hacer todo lo real en la ficción, pues si no recuerdo mal Dahmer llegó incluso a excitarse con diversas partes de las víctimas ya fallecidas. Imposible que algo así se haga en televisión.

Lo curioso, es que en el primer capítulo, algo teatral pero con una tenebrosidad y oscuridad dignas de mención, Murphy si consigue o hace un efecto sobre lo difícil que era el encontronazo con Dahmer y las dificultades de la situación para la víctima. Y lo hace de una manera acertada.

¿El resto? Desgraciadamente la serie se viene abajo. La juventud y vida de Dahmer interesa ya menos, se comienza a intentar buscar un tinte psicótico a cualquier aspecto de su juventud, moldeando una familia desestructurada y intercalando con un par de escenas poco interesantes, que intentan evocar la maldad vista en el primer episodio. Y luego ya una parte judicial, donde un servidor pierde todo el interés.

Y bueno, lo de O.J Simpson, interesó más porque el caso se exploró como una fascinación social inusual ante un hecho tan terrible como el asesinato.

Pero aquí la historia es inconexa y fallida, para un servidor. Que si, que habrá mucha oscuridad y mucha maldad en los antepasados de Jeffrey, pero uno esperaba más ver la malsana situación del primer episodio.

Y Evan Peters, muy sólido.

Personalmente, creo que este acercamiento de Netflix no merece la pena. Es como si hacen una serie de NIghtstalker y se basan en el primo suyo de Vietnam, o de Ted Bundy y la relación con su ex-novia. Podrá interesar a la gente, pero se pierde una parte interesante de la historia.