Greg Garcia consiguió en 2005 algo inesperado. En plena época en el que el final de Friends hacia que las sitcoms estuviesen en alza y que la mayoría de comedias de más de seis temporadas tocasen su fin...se sacó Me Llamo Earl, la serie más original, más extraña y peculiar de aquella época.

Y he ahí la inteligencia del producto. Cada episodio cuenta un intento de Earl de cambiar su pasado (con lo cuál cada episodio va por su cuenta y se puede ver por separado) PERO, PERO algunos vuelven a temas tocados en episodios previos y los personajes han sido vistos en otras ocasiones, con lo cuál MERECE Y MUCHO LA PENA ver la serie de principio a fin y no los episodios salteados.

Todos los personajes, destacando un atinadísimo Jason Lee y un Ethan Suplee en estado de gracia están sobresalientes y uno coge cariño incluso a los más insoportables. Todos tienen un halo egoísta y humano a la par que emocional y sencillo que hace que el espectador pueda empatizar con sus problemáticas.

Los treinta minutos de cada episodio están perfectamente equilibrados. No falta ni sobra nada.

Y todo por no hablar de que algunas de las locuras de Earl en el pasado son dignas de mención.

Lo cuál también hace que no todos los episodios sean brillantes pues dependerá del espectador, pero desde luego esta irregularidad se ve compensada por la cantidad de peculiaridades y excentricidades que caracterizan a los personajes.

Lo único malo es que acabase sin un final claro.

Es un producto americano diferente y sorprendente. Y con un uso de la banda sonora MOLTO ACERTADO.

Cualquiera que se considere fanático de series ha de verla.